OPINIÓN
Una lanza a favor del buen Hollywood
Más de una vez me han dicho que no muestro el menor interés por el cine de Hollywood lo que no es cierto
Más de una vez me han dicho que no muestro el menor interés por el cine de Hollywood lo que no es cierto, porque admiro el cine clásico y a los grandes directores, guionistas, actores, actrices y a todo aquel que fue capaz de trasmitirnos ... la magia del cine. Lo que seguramente habré dicho es que aborrezco todo ese cine de saltos, carreras, superhéroes, supervivencias imposibles, ruido, sofisticados efectos especiales y sobre todo, que no tiene fin porque a un éxito sigue una catarata de secuelas que hace que año a año, volvamos a encontrarnos con los mismos personajes que aseguran taquillas millonarias en todo el mundo. Una buena promoción de una película allana el camino y hace que otras cinematografías salgan con desventaja en la lucha por la taquilla.
Ocurre que, en ocasiones, pocas, desde mi punto de vista, Hollywood te sorprende con una buena película como es el caso de «Cuestión de sangre». Para ello concurren diversas circunstancias : Buen director, guion sólido y excelentes actores.
Tom McCarthy, director de la oscarizada «Spotlight» en que reflejó una minuciosa investigación periodística sobre casos de pederastia en el seno de la Iglesia Católica, en Boston, es el director de este filme que tiene también en su estructura una investigación, pero en esta ocasión, llevada a cabo por un ciudadano normal, por un trabajador de clase obrera que acude desde la América profunda a Marsella para tratar de sacar a su hija de la cárcel, acusada de haber matado a su novia.
El protagonista Bill, un Matt Dammon en estado de gracia, en uno de sus mejores papeles, es un hombre retraído, tímido que pasa por la vida sin apenas inmutarse.
En Francia se encuentra en un mundo desconocido para él. No conoce el idioma y la abogada de su hija cree que no hay posibilidad de volver a recurrir para demostrar la inocencia de la joven.
Ayudado por Virginie (Camille Cottin), huésped del hotel donde se aloja, Bill comienza su investigación empeñado en demostrar la inocencia de su hija (Abigail Breslin) quién tampoco desmerece a los anteriores, en cuanto a la interpretación
Bill y Virginie son la antítesis, pero se complementan uno a otro. Él es conservador, religioso y seguramente hubiese votado a Trump si hubiera acudido a las urnas; Virginie , en cambio, es actriz de teatro independiente y representa a la francesa intelectual de izquierdas. Su relación no tiene tintes románticos, pero si un acercamiento que nace de lo cotidiano, y de la necesidad que tienen de apoyarse. Él la necesita porque le saca de los apuros del idioma y ella para que se ocupe de su hija, mientras trabaja
Toda la narración tiene una enorme pulcritud. El espectador sigue la acción con naturalidad y cuando entra en el terreno del thriller lo asumimos como tal. Tampoco cae en esas resoluciones tan habituales del cine estadounidense cuando el final es más que previsible. ¿Logrará Bill sacar a su hija de la cárcel? , ¿Cómo evolucionarán las relaciones de Bill y Virginie ? ¿Es su hija realmente inocente?
Les dejo con la duda. Esta vez pasar por taquilla merece la pena.