Eduardo Moyano
‘Competencia oficial’: caricatura del mundo del cine
Una caricatura de la naturaleza actoral, en que tampoco es ajena la sobrevalorada dirección y la producción, a la que cualquiera puede aspirar si cuenta con suficientes activos
Mirarse el ombligo. ‘Competencia oficial’, la nueva película de los argentinos Gastón Duprat y Mariano Cohn que ya bucearon en el mundo literario con ‘Un ciudadano ilustre’ y en el caso de Gastón, en solitario, en las artes plásticas con ‘Una obra maestra’, se adentra ... en el mundo del cine entre bambalinas.
Una caricatura de la naturaleza actoral, en que tampoco es ajena la sobrevalorada dirección y la producción, a la que cualquiera puede aspirar si cuenta con suficientes activos.
Es el caso de un empresario, anciano (José Luis Gómez), que quiere pasar a la posteridad por haber hecho algo importante. Quiere ser protagonista de una alfombra roja en los últimos años de su vida., Para ello no se le ocurre nada mejor que financiar una película con la directora y los actores más cotizados del momento.
Penélope Cruz da el perfil para ser la directora, entra en la categoría de autora, de mujer independiente y provocadora. Elige a los dos actores que necesita que son totalmente antagónicos. El argentino Óscar Martínez, simboliza al actor culto, meticuloso con los papeles que elige, en un cine de calidad que está por encima del público y que aquí llamaríamos de arte y ensayo; en cambio el personaje que interpreta Antonio Banderas representa al actor popular, sustentado en el cine comercial y en cualquier superproducción que se precie.
No hay límites para los gastos y ambos son sometidos a ensayos exhaustivos por una directora que puede hacerles repetir «buenas noches» hasta una docena de veces, buscando la entonación adecuada.
‘Competencia oficial’ muestra al espectador el método de rodaje, las diferentes maneras de enfocar la interpretación , los egos, las manías, las envidias o las mentiras., Es una sátira, por momentos muy divertida, en que todos los actores cumplen a la perfección sus papeles incluyendo los secundarios como Irene Escolar, Carlos Hipólito y una irreconocible Pilar Castro, por mor de la caracterización. Invita a pasar un buen rato, a que sonriamos con la mordacidad de los diálogos entre los dos actores protagonistas, siempre con la directora, Penélope como juez árbitro y de vez en cuando, echando leña al fuego.
Una película que es una farsa no solo del cine, sino del mundo en que vivimos.