El Apunte - Opinión
Una dramática advertencia
La intoxicación de casi un centenar de personas y la muerte de una de ellas, aún por detallar, supone un toque de atención para las prácticas de todo un sector
Ha sido justo en el inicio del Carnaval y justo en el corazón del centro de Cádiz, de la hostelería. Un episodio trágico, que ha costado una vida -aunque es preciso detallar la influencia de la intoxicación en el fallecimiento-, y le ha arruinado las fiestas a casi un centenar. Puede considerarse un accidente pero en un suceso de tanto alcance conviene sacar conclusiones, poner todas las medidas preventivas posibles para reducir las opciones de que se repita. En Cádiz, y en otros lugares, durante muchos años, se está jugando con fuego a la hora de ofrecer alimentos durante las fiestas. La precipitación, las prisas, el intrusismo y el amateurismo, cuando no la picaresca, complican todas las medidas de seguridad e higiene a las que están obligados los locales que abren todo el año. Algunos bares y restaurantes también tienen mucho que mejorar, mucho que revisar, pero son los menos. Se juegan tanto que resulta muy pequeño el margen de dejadez. Sin embargo, en los que ven la oportunidad de hacer en unos días la caja de varios meses, los escrúpulos bajan, el desconocimiento sube y el peligro se dispara. El caso no es nuevo. Todos los carnavales sale un balance de la cantidad de carne sin control incautada cuando se dirigía a determinados puntos de venta en Cádiz. Lo peor de los pocos inconscientes y aprovechados es que difunden el temor a toda la comida de la calle. Manchan con sus malas prácticas el nombre de locales donde se cuidan todos los detalles o, al menos, los básicos, los relacionados con la limpieza y la calidad del producto. Pagan justos por pecadores. Pagan todos por unos pocos. Durante lo que queda de Carnaval, muchos locales de Cádiz tendrán que soportar una desconfianza injustificada, creada por una cadena de errores graves que nunca suele darse en los establecimientos de profesionalidad y calidad. Es una mancha demasiado grande. Conviene no generalizar pero, del mismo modo, es imprescindible prestar atención a este toque de atención que cuestiona las prácticas del sector y del intrusismo.