Un drama que merece atención cada día
La violencia machista se cobra demasiadas vidas como para diluirla entre las agresiones comunes
Una vez más tenemos que añadir una mujer al listado de víctimas de la violencia machista. Fue ayer, en Tenerife, y justo en el día dedicado a condenar las agresiones a mujeres por ser el aniversario del asesinato de Ana Orantes, considerada de forma oficial ... como la primera víctima mortal de esta lacra en España desde que, precisamente ella, inaugurase los registros. Diariamente, a nuestro alrededor, convivimos con numerosas mujeres que son víctimas de esta situación y resulta alarmante que todavía haya partidos políticos que lo nieguen, que lo equiparen a otras situaciones para trata de disolver su gravedad. El sufrimiento de demasiadas mujeres pasa aún desapercibido en cuanto se apagan los ecos de estos días específicos. Su drama sólo llama la atención de los medios cuando esta violencia se presenta de la manera más extrema, cuando es sinónimo de muerte de las mujeres o de sus hijos.
No es lo mismo nacer mujer en un país pobre y nacer mujer en un país como el nuestro. Los caminos recorridos en la lucha contra la violencia machista y por la igualdad de la mujer son diferentes: desarrollo de la democracia, derecho a la expresión de opinión, acceso a la educación... Pero en la causa de la violencia seguimos teniendo los mismos elementos: una sociedad desigual donde todavía predominan las relaciones asimétricas de poder entre hombre y mujer.
Durante este tipo de jornadas se logra llamar la atención de la ciudadanía, que giran su mirada hacia los casos de violencia machista. Días como el de ayer deben servir a todos para reflexionar sobre el papel de la mujer en nuestra sociedad, en el camino recorrido para construir una sociedad más justa e igualitaria y sobre el camino que nos queda por recorrer. El problema debe ser analizado desde una dimensión global.
La violencia machista está presente en las diferentes sociedades de todos los lugares del mundo. El fenómeno de la violencia machista es un fenómeno global, universal que está presente en todas las culturas, afectando a todo tipo de estratos sociales ricos y pobres. Sólo tiene un elemento común: la víctima es la mujer por el hecho de serlo y esta característica esencial es la que niegan los que pretenden diluir este fenómeno entre la violencia común, entre las agresiones genéricas. Conviene recordarlo también a partir de hoy.
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