Los diputados del Falla
En el Teatro tendremos este mes nuestro Congreso, donde no faltarán chuflas que buscan el aplauso fácil en los escaños
Llegó la hora de la verdad, de ponerse serios, de sacar el gesto de gravedad y las palabras solemnes del armario porque llega el momento más importante del curso. El COAC empieza mañana y ese es nuestro particular Congreso de los Diputados, donde se ponen ... los temas sobre el mostrador, donde se pulsa y se mide el estado de la ciudad y en donde nos damos las leyes y los dioses que queremos. Estamos a las puertas de saber quiénes somos, quiénes son los enemigos que debemos de odiar y qué entuerto hay que desfacer desde la comodidad que da el ver cómo otro señala el camino con el pito de caña.
Y como siempre en este Rubicón que es el comienzo del Concurso, hay que recordar que el Carnaval es sublime en la broma y ridículo en la importancia, como el cómico que intenta en el cine hacer un papel dramático y, sin hacer gracia, consigue que se rían de él. Es bueno no perder de vista, para los de dentro y para los de más allá de las murallas, que todo es una monumental chufla y que, como tal, también le puede parecer bufonesca a quien desde fuera la vea. No les respondamos con la misma cara de siesos y, como bien cantó el Selu, a un «‘mi’ éste, ‘mi’ éste» hay que responder un «ah, ‘po’ vale». El Gobierno que se forma este mes en esta ciudad que se extiende hasta donde llega el último carnavalero, se parece más a aquel de la película de los Hermanos Marx. Si viene el anti-copla a declararnos la guerra, compraremos trincheras de papelillos para que no acabemos quemados, antes que Piti, con tanto fuego amigo.
Este año, imposible olvidarlo, al Concurso lo han dejado cojo pero, sin embargo, se mueve. Javi Bohórquez, con la rabia de quien ha tenido que escuchar cómo en vida pregonaban a su amigo, no quiere que ahora paseen al difunto para ganar puntos. Aquí, como en el Congreso, también habrá quien busque arrimarse al Capitán que más calienta para sacar un aplauso de los escaños de la plaza Fragela y unos votos que le hagan pasar de ronda. Unos chuflas. Los reconoceremos en seguida. Son los que, tratando de volver seria la risa y riéndose de lo serio, hacen que hasta los ladrillos de este hemiciclo se pongan coloraos, los que convierten las funciones en un Gobierno carnavalesco en funciones.