Las diputaciones sí les representan

Las diputaciones son necesarias. Las propias corporaciones provinciales se resisten a su posible desaparición, se reivindican como herramientas imprescindibles para municipios pequeños, muy poco poblados. De otra forma, sin esa administración intermedia, esas localidades no podrían tener muchos servicios culturales y deportivos, muchas instalaciones que ahora disfrutan, muchos servicios burocráticos que no pueden sostener por sí mismas. Para el que quiera oír, la Diputación de Cádiz reiteró ayer su frontal rechazo a la iniciativa para suprimir esta institución. Esa desaparición, o transformación, la recoge el acuerdo nacional entre Ciudadanos y el PSOE, que sus líderes cerraron antes de las fallidas sesiones de investidura. Entre todos los dirigentes socialistas andaluces que se negaron a esta opción, ya destacó la voz de la presidenta de la Diputación de Cádiz, Irene García. Pero ayer, su voz tuvo el respaldo formal y moral del Pleno de la institución.

El máximo órgano de decisión de la Corporación se sumó a la resolución de la Federación Andaluza de Municipios y Provincias que defiende también la permanencia de las diputaciones, que rechaza la ocurrencia de Sánchez y Rivera. Curiosamente, esta negativa a la eliminación de las diputaciones reunió en la sesión, de forma excepcional, los votos de los grandes partidos –PP y PSOE– que formaron así un frente común que se resisten a crear a escala nacional cuando, también, sería lo más conveniente para los españoles. «Quien propone que se supriman las diputaciones es que desconoce cómo funcionan», sentenció el anterior presidente, José Loaiza, que recordó que no era el primer intento de transformarlas o aniquilarlas. Todos los anteriores han fracasado tras estrellarse contra el sentido común. Y no se trata de una postura extraña ni particular. Los portavoces socialistas destacaron ayer un hecho que nadie debe pasar por alto: la unanimidad. Las ocho diputaciones andaluzas han mostrado su rechazo a que sean suprimidas, pero reconocen la necesidad de que se modernicen.