El Apunte - OPINIÓN

Dimisión o destitución pero inevitable

La salida de Manuel González Bauza del gobierno local es una consecuencia lógica de sus intolerables declaraciones

LA VOZ

«Puede que le dieran el trabajo por ser mi hijo. Cabe esa posibilidad, no lo sé». Así lo dijo y se quedó tan ancho mientras sus compañeros de partido, el propio alcalde que azorado le cortó la palabra, los asesores de prensa –que tiemblan de vergüenza ajena y temor cada vez que abre la boca desde que llegó al cargo– y cualquier persona con algo de sentido común se echaban las manos a la cabeza de forma real o figurada. Fueron las palabras del edil Manuel González Bauza en la sesión plenaria del pasado jueves, en la que la oposición le pedía aclaración, investigación sobre posible enchufismo, sobre irregularidades en la empresa municipal de limpieza en la que trabajaba, en la que entró a trabajar su hijo cuando él era responsable de inspección y que ahora dirigía como responsable municipal.

Lo dijo así, y se quedó tal cual. Esa naturalidad, lejos de ser una excusa o una disculpa, agrava mucho más el gesto. Una persona elegida para representar a los gaditanos, para gestionar su dinero público y sus intereses, considera normal y lógico, indigno de atención, que su hijo pudiera entrar a trabajar en la empresa por el mero hecho de tener ese padre. Si esa no es la definición de «enchufismo» que venga María Moliner y lo vea. Tras ser reprobado por la oposición y soltar ese tipo de explicaciones, todavía se negó a dimitir. El alcalde, a la mañana siguiente, la de ayer viernes, le hizo saber que lo mejor era marcharse. Ya era un lastre, una mancha, casi una pequeña marea negra para su formación política. Atrás quedan las acusaciones contra los medios por inventar falsedades, lejos parecen ya los mensajes formales exigiendo rectificaciones bajo amenaza de tomar medidas judiciales.

Al final, resulta que igual tuvo algo que ver su cargo en que su hijo entrara a trabajar. Dice que quizás. La presunta difamación sufrida se vuelve en contra. Ahora son los medios los que deberían pedirle explicaciones pero ya las ha dado. Su gesto es la mejor de las posibles. De hecho, ya fue defenestrado –junto con Ana Camelo y Adrián Martínez de Pinillos– en la primera y única remodelación del nuevo equipo de gobierno realizada a escondidas el pasado 15 de agosto. El alcalde ya sabía que era uno de los, varios, concejales dotados sólo para el escándalo, la provocación y la falta de respeto hacia lo público. Incapacitados para la gestión. Eso sí, a los tres, al dimitido (también a 24 horas de Nochebuena, por cierto) y a los apartados, los eligió él y los dirigió él.

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