LAVOZDIGITAL - EL APUNTE
La deuda de las carreteras
Gobiernos de uno y otro signo, estatales o regionales, acumulan años sin cumplir con sus proyectos y compromisos
Cada año, y desde hace muchos, los medios de comunicación analizan y desgranan los Presupuestos Generales del Estado o de la Junta de Andalucía para tratar de aclarar el futuro que espera a cada territorio con esa base documental. Esas cuentas oficiales son una gigantesca suma de cifras en las que todos buscan palabras, alguna clave que transmita una certeza o, al menos, una sensación.
Sin embargo, cada año, con cualquier partido en el Ejecutivo de Sevilla o Madrid, los ciudadanos ven como esas previsiones se convierten en promesas incumplidas. Un año tras otro, el supuesto destino del dinero público se mide al milímetro. El objetivo es adelantarse a lo que se hará. Si nada se hace, esos proyectos de cifras y nombres rimbombantes se convierten en el testimonio de un desengaño, en el certificado de un incumplimiento crónico.
En el caso de las infraestructuras de transporte, de las carreteras, autopistas, desdobles y reformas, esa sensación, esa decepción y esa frustración parecen haberse vuelto norma en Cádiz. La trágica acumulación de accidentes ha recordado a muchos usuarios el asombroso retraso que encadena la adaptación de la Nacional IV para que sea, de una vez, una alternativa real, eficaz y segura para la autopista Cádiz-Sevilla. Idéntica suerte sigue la recuperación de las obras en Tres Caminos. Un verano tras otro se condena a todos los usuarios de uno de los mejores tramos de costa de España (el que va de Chiclana a Tarifa) a sufrir atascos largos y molestos si quieren disfrutar esas playas y municipios maravillosos trasladándose desde cualquier punto situado al Norte de la Bahía de Cádiz. La ampliación de la Nacional 340, la que va de Cádiz hasta Algeciras, también se quedó esperando continuación. Llegó hasta Vejer y, quizás por la belleza del pueblo, se paró allí para siempre. Por no hablar de vías secundarias dependientes de la administración autonómica. Todo acumula, como mínimo, diez años de retraso. Todo, con la salvedad del segundo puente, ha caído en la parálisis permanente. La responsabilidad es de varios gobiernos, nacionales o regionales, formados antes por el PSOE y ahora por el PP, o siempre por unos y otros. El caso es que ninguno sabe hacer camino. Menos aún, andar.
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