Fernando Sicre - OPINIÓN
Desvergonzada desmemoria de la historia
El paraíso es cosa de Dios, no de cuatro chalados
Al margen del cochambroso acuerdo habido entre los separatistas catalanes, que han mandado a su casa a Más, hijo legítimo de evasor, hijo putativo del patriarca mafioso del clan de los Pujolones e imputado por méritos propios, por representar en Cataluña al Estado al que juró o prometió lealtad constitucional, promoviendo otro no menos cochambroso intento de consulta popular ilegítima. Medicina santa para muchos catalanes va a ser el esperpéntico acuerdo al que han llegado los ensoñados separatistas catalanes el día de ayer. La derecha burguesa catalana asistirá atónita, cómo la izquierda independentista de la peor ralea, atenta contra sus intereses y entonces vendrá los quejidos. Necesitarán el concurso de algún andaluz de los que allí viven, muchos de ellos independentistas de pro, para que a capelo recuerden a Camarón de la Isla y expresen los sentimientos de pena y tristeza, como parte innata del interior de cada ser. Porque la pela es la pela y al final para ellos, la ensoñación de tres noches de verano, allá por el mes de septiembre, cuando pensaron que el paraíso terrenal estaba al alcance de sus manos, incomodaron a Dios, porque está escrito donde está el paraíso. Ello dicen que su núcleo es Cataluña y sus aledaños los Países Catalanes. El paraíso es cosa de Dios, no de cuatro chalados. Y eso que Dios es infinitamente misericordioso y perdona a todos los pecadores verdaderamente arrepentidos de haber pecado. La Sagrada Familia va a necesitar tantos confesionarios para redimir catalanes, que todo ella será convertido en otro muro de las lamentaciones. Jerusalén competirá con Barcelona. Gaudí desde el cielo, verá cómo su obra asistirá atónita como testigo, a los que osaron trasladar de ubicación el paraíso. El infierno político en el que se ha convertido Cataluña, será el transito terrenal de no
¿Pero, quien puso la primera piedra de tal desaguisado? Todo comenzó con un mezquino andaluz de Iznajar. En compañía de otro catalán con pedigrí, mucho más listo y que fue amamantado con calostros catalanistas, que digeridos con el tiempo, alumbraron un ser socialista independentista. Ambos representaban lo peor del PSC. Y mientras tanto el PSOE a verlas venir. ZP, con sus pocas luces relativizó conceptos jurídicos y se erigió en referente constitucional, dando pábulo desde entonces a los catalanistas para la metamorfosis independentista. Con el tiempo, la maldición divina en forma exjugador de baloncesto. Como no teníamos poco con uno de balonmano, ahora tenemos dos antiguos deportistas, cuya ambición les ha perdido. Debieran ser los primeros en hacer cola en la Sagrada Familia. El segundo se sienta mañana en el banquillo. El otro debiera ser fulminantemente destituido por su partido, solo por hacer gestos de querer gobernar, con los que defienden el derecho de autodeterminación. Por mucho menos, un dirigente del PSM, mandó a «su puta casa» al gobernador del banco de España.
Carles Puigdemont ha manifestado y por eso se ha hecho acreedor de su nombramiento como presidente, que «tiene muy claro que a Cataluña le conviene ejercer el derecho a la autodeterminación para tener un Estado propio». El pensamiento es inherente a la esfera íntima de cada uno y se ejerce en completa libertad. Incumplir la Constitución votada a favor por el 90,4% de los catalanes excede de ese ámbito interior. La esfera pública y el cumplimiento de la Ley exigen poner en marcha los mecanismos coercitivos del Estado. En USA existen registradas en el Congreso más de 200.000 peticiones de ciudadanos pidiendo la disolución de la Unión. Pero ninguno de esos osaría exigir al Congreso incumplir la Constitución para la disolución de aquella.
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