Manuel Vilas - OPINIÓN
Después de votar
Puede ser que el pueblo español se haya hecho también un poco sádico y le encante ver a los políticos desesperándose con la aritmética de los escaños y los pactos electorales
Queridos españoles: ya han sido las elecciones y estamos todos muy contentos porque la participación ha sido altísima y el pueblo ha hablado. No sabemos muy bien qué demonios ha dicho, pero ha hablado. ¿Qué demonios habrá querido decir el pueblo español? En cualquier caso, ... vamos a seguir viviendo como hasta ahora. Vamos a seguir más o menos en donde estábamos, a saber: no creo que te suban el sueldo en tu empresa; tampoco creo que te puedas cambiar de coche; y si eres autónomo, seguirás columpiándote en el abismo laboral.
¿Hemos elegido algo? Imagino que sí, todo el mundo dice que sí, pero yo observo que en el fondo de estos resultados electorales se percibe la desaparición de las certezas. Parece que ya no todo es blanco o negro. La vida política española se ha llenado de matices. Y eso me parece que no es malo. Tal vez cabe pensar que el pueblo español se ha hecho más sofisticado y le gusta poder elegir entre un buen abanico de posibilidades. La fragmentación política también puede ser hija de la sofisticación . Me gustaría pensar eso, que nos hemos vuelto sofisticados, y distinguimos entre una izquierda moderada y otra izquierda más intensa, entre un centro izquierda y un centro derecha, o una derecha ultramontana, etc. Como quien elige entre una Coca-Cola light, una Zero, una normal, una sin cafeína, o una con ginebra. O a lo mejor simplemente nos ha crecido el sentido del humor y nos gusta que todo sea barroco y complejo.
Puede ser que el pueblo español se haya hecho también un poco sádico y le encante ver a los políticos desesperándose con la aritmética de los escaños y los pactos electorales. Esta interpretación también me gusta mucho. Cualquier interpretación que nos ahorre el drama tiene que ser bienvenida, porque dramas, los justos. España es un país que tiende a convertir la política en teología. Más que políticos, a veces uno tiene la sensación de estar delante de curas, porque la política en España de divide entre el Bien y el Mal. Preferimos las adhesiones incondicionales a la razón y el análisis . Sin embargo, los resultados electorales son una sabia mezcolanza entre el Bien y el Mal, los resultados no son teológicos. El bipartidismo tenía ese resabio religioso, esa dualidad sencilla y filosóficamente muy económica, pues nos ahorraba el pensamiento.
Hay otra cosa en España que debe de ser superada: la odiosa tentación de obviar las responsabilidades individuales de la gente y hacer cargar a la política con las frustraciones privadas. La política es importante, pero no tanto. No tanto como para que sea ella la que justifique tu fracaso en la vida. O tu éxito. En una democracia avanzada el ciudadano tiene libertad suficiente para elegir su vida . Si fracasas y si el corazón se te llena de odio y de resentimiento, no le eches la culpa a la política, porque eso sería subestimarte a ti y sobrestimarla a ella.
Ver comentarios