Adolfo Vigo

Deshumanizar y vivecersa

Nadie ha pedido que no haya más muertes de inocentes a manos de estos locos

Si hace unos meses todos nos conmovíamos por la muerte del pequeño Aylan en las frías aguas del Mediterráneo, llegando, éste que escribe, a estar asqueado de ciertas políticas y barbaries mundiales, esta semana ha vuelto a pasar pero con una pequeña, o gran, diferencia.

Estos días hemos visto con horror cómo un kamikaze, un fanático, un asesino en serie, aunque algunos/as malnacidos/as lo quieran calificar de accidente de circulación, se llevaba por delante la vida de más de ochenta personas en Niza. Y entre ellas, la de una pequeña a la que nunca le vimos la cara, a la que nadie le hizo un dibujo en su memoria, nadie escribió una palabra, y de la que no sabemos ni su nombre. De la que lo único que sabemos es que perdió la vida abrazada a su muñeco, y a la que seguro, al igual que pasara con el pequeño Aylan, una familia habrá llorado desconsoladamente su perdida. ¿Su único pecado? Ser francesa. Tener una nacionalidad europea, lo que le ha valido para ser el objetivo de un descerebrado que confunde la religión con la locura. Y para que, lo más doloroso, nadie se haya hecho eco de su muerte. Nadie ha pedido que no haya más muertes de inocentes a manos de estos locos.

Y mientras tantos alguno cazurros/as españoles/as, algunos/as meapilas de tres al cuarto que quieren ganarse sus cinco minutos de gloria califican este asesinato, este atentado en suelo europeo, como un accidente de circulación utilizado por las autoridades para engendrar el temor en las naciones de la Unión Europea. Lo dicho, esperpentos andantes que pretenden minimizar la realidad que está ocurriendo no se sabe por qué razón, aunque lo que está claro es que no son capaces de enfrentarse a esos radicales con la misma fuerza o vehemencia con la que lo harían en un tema que afectara a otros grupos sociales. Evidentemente, todos sabemos el por qué de ese tupido velo sobre esos ojos que en otras ocasiones son utilizados para observar hasta el más mínimo detalle.

Eso sí, después nos hablan de que los pescados no son pescados sino asesinados, o que debemos de tener en consideración a las vacas y a las cabras porque nadie las ve como madres, y que por tanto no deberíamos ordeñarlas. Y es que algunos/as lo que necesitan es una camisa de fuerza porque desde luego están como sus compañeras las cabras. Lástima que entre tantas reformas, en su día se eliminaran los frenopáticos porque, visto lo visto, hoy tendrían una población bastante activa con esto de las igualdades de género. Y es que me temo que durante su infancia muchos han visto los dibujos de Walt Disney o de Hanna Barbera y han confundido la realidad con la ficción, otorgándoles a los animales una humanización de la que están totalmente carentes. Evidentemente, no estoy a favor del maltrato animal, ni del ensañamiento con éstos, pero el llegar a calificar de maltrato el ordeño de una vaca y de machistas a los lácteos es para hacérselo mirar muy detenidamente, porque denota un cierto problema de cabeza y de raciocinio.

Y es que muchas veces se cae en el error, o en el intento de llamar erróneamente la atención, humanizando ciertos temas vanales, como puede ser la calificación de un yogurt como algo machista, para no volver la mirada hacia los problemas reales, como son las muertes de inocentes, las cuales se pretenden deshumanizar.

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