Fernando Sicre Gilabert
Ni de derechas ni de izquierdas
No seamos incautos, beneficiando el ego de los integrantes de la «organización» y perjudicándonos todos
Eso es lo que dicen, aunque lo que dicen no sea cierto. Parten de una premisa, el español por lo general es idiota. En el análisis de Cipolla sobre la estupidez humana, España y los españoles son aupados a puestos de cabecera en ese particular ranking. ¿Sí no cómo se puede calificar a alguien que no le importa pasar penurias, siempre que las pase también el vecino? El mayor problema del ‘homo hispanicus’ es la envidia. No sólo es un problema ancestral, si no que se ha convertido en genético. Sólo así es explicable que más de 5 millones de votos avalen fastidiar al de arriba, aunque a cada votante la política pretendida no le reporte satisfacción alguna, sin duda en el medio y largo plazo. La satisfacción que les produce la venganza social sobre el de arriba, es suficiente para la satisfacción de su ego. Así funcionamos y todo indica que por lo siglos de los siglos. Sólo así es explicable que los «Ikeos» publiciten su catálogo político, también llamado el de la España lúdica: participación, democracia, transparencia, economía verde, salario social…La República de los ikeos, no es otra cosa que el populismo bolivariano, versión europea.
He hecho un análisis entre lo que he llamado populismo y los regímenes totalitarios y el resultado de contraste es sorprendente. Son elementos indispensables para caracterizar un régimen como totalitario: una ideología con pretensión abarcadora y exclusiva; el proyecto social descansa en la construcción de una nueva sociedad, incluso de un hombre nuevo; movimientos de masas portadores de la politización total; pleno control de los medios de comunicación y de los medios de coerción; líder carismático; democracia plebiscitaria y directa, basada en la aclamación…Los totalitarismo pretenden la supresión de las fronteras entre el Estado y la sociedad. Postulan la absorción de la sociedad civil en el Estado. El marxismo como doctrina totalitaria pretende construir un movimiento revolucionario capaz de destruir el sistema y la sociedad liberal hoy existente. Cuando Lenin entra en acción con el cambio de siglo anterior, milimetra todos sus actos y todo lo que escribe «tiene un por qué». Por eso en 1902 escribe ¿Qué hacer? Advertía en su obra que los obreros no podían tener conciencia socialdemócrata. Apelaba a la conciencia de estos de corte «tradeunionistas», sobre la base de la convicción de que es necesario agruparse en sindicatos, luchar contra los patronos y al final hacer la revolución, para instaurar la dictadura del proletariado y oprimir a la otra clase. Manifestaba que la doctrina socialista había surgido de doctrinas filosóficas hechas por intelectuales de las clases poseedoras. Se refería a los orígenes intelectuales y burgueses de Marx y Engels. Sin embargo dice que la organización de la revolución solo pueden desarrollarla personas «inteligentes» y lo deja a la exclusividad de los revolucionarios profesionales. De tal modo que dicha organización se reserva a hombres que hagan de las actividades revolucionarios su profesión. Por su puesto que menciona a las masas a las que dirigirá con maestría la organización y que estará conformada por los integrantes de la clase obrera y miembros de otras clases. Es clavecontar con una masa. Cuanto más grande sea, más importante tiene que ser la organización y profesionalización de la actividad revolucionaria.
Dicho esto, para saber lo que se nos avecina, si no lo remediamos en las urnas. No seamos incautos, beneficiando el ego de los integrantes de la «organización» y perjudicándonos todos. No seamos estúpidos perjudicándonos todos y así mismos, porque la organización de los Ikeos es malvada, ya que se benefician ellos por encima de todo, perjudicando a los demás. No se puede decir que sean inteligentes porque se benefician ellos. Ya sabemos lo que Cipolla piensa de la «organización».