Fernando Sicre - OPINIÓN
Demonización choricera del liberalismo
Aunque parezca todo lo contrario, España en materia de corrupción real está situado junto a países serios como Suecia...
Aunque parezca todo lo contrario, España en materia de corrupción real está situado junto a países serios como Suecia, Holanda Reino Unido y Bélgica. Lo dice la “Organización Transparencia Internacional”, que publica periódicamente su informe “People and Corruption”. Menos del 4% de españoles reconocen haberse visto involucrados en casos de soborno o cohecho a funcionarios. La misma organización internacional publica el “Barómetro de la Corrupción” y España aparece situada junto al grupo de países que conforman el núcleo tradicional de la UE (Alemania, Bélgica Holanda, Francia…). Pero esta información objetiva no se corresponde con la percepción por el ciudadano español de la corrupción. En materia de percepción, España se sitúa junto con Kósovo y Moldavia, entre los países más corruptos, considerado el juicio subjetivo de sus ciudadanos. El 85% de los españoles pensamos que el Gobierno hace poco o nada para combatir la corrupción. Esto exige una seria reflexión al respecto y determinar las causas de esa disfuncionalidad. Los analistas que han examinado la cuestión llegan a la conclusión, que son dos factores los que fundamentan semejante disfunción: la TV y la lentitud judicial. Sólo dos ejemplos. El caso Madoff (la mayor estafa financiera piramidal de la historia USA) tardó seis meses en finalizare y condenar a cadena perpetua al acusado. El caso de los vertidos del “Exón Valdez” en las costa de Alaska, la sentencia estaba puesta en dos años. En España, el caso Gurtel lleva desde 2007, el ERE desde 2011 y el vertido del “Prestige” once años. La tardanza judicial, los diferentes actos judiciales repartidos en amplios espacios de tiempo, son carnaza para los partidos políticos que están en ese momento en la oposición. Además, ello ha posibilitado que emerjan de manera significativa los partidos populistas. Por otra parte, la TV ha hecho que el hombre haya pasado a ser un animal ocular. Sabe que ve, pero ese ver no es saber. Los conceptos, necesarios para saber, solo influyen en el que reflexiona, porque lee y en su caso escucha. La retención de imágenes en la memoria, condicionan nuestra percepción de las cosas. Es la inteligencia irreflexiva carente de base intelectual. Hemos pasado del saber intelectual a no se sabe exactamente qué, sin duda carente de razón y reflexión. Felipe González no puede ser calificado de Chorizo porque Roldán se llevase el dinero asignado al Colegio de Huérfanos de la Guardia Civil. Tampoco por la imputación de Serra, su Vicepresidente, bajo fianza judicial de 5,9 millones €. Ni Mariano Rajoy, ni Esperanza Aguirre pueden ser calificados como tal, por lo acontecido en la Comunidad de Madrid. Granado y González, junto con otros, pueden conformar una ristra del mejor chorizo para un buen cocido madrileño.
Además del problema de corrupción en sí, nos encontramos con otro problema. Curiosamente se ha asociado el “trinque” en Madrid con la opción liberal de la política llevada a cabo por Aguirre. Sin embargo, el otro “trinque”, el de los socialistas, no es asociado con la ideología que lo sustenta, la socialdemocracia. Debe ser la bondad española asociado a las concepciones políticas de izquierdas, en contraposición con las liberales y de derechas, que deben soportar una presunción en su contra. A pesar de todo ello, es un hecho indubitado que las políticas seguidas en Madrid durante los años 2003 a 2012, han supuesto un revulsivo en todos los órdenes: los mayores niveles de crecimiento económico, los impuestos más bajos, los mejores índices en educación y los de satisfacción del sistema sanitario…
España, país de la mejor chacina del mundo. Los chorizos ibéricos son solo para comerlos. Los que escapan de este ámbito, deben ser exterminados con contundencia y sin sectarismo por los partidos políticos. Tampoco se libra España de ranas y sapos. En Madrid no sé lo que abunda, pero lo que conozco ahora sólo son las Carmenas, Maestres, Villacís y Cifuentes. Es una desgracia lo que nos queda. Todas y cuando digo todas, son todas, solo puedo incluirlas en la vasta familia de los anuros, que conforman esa especie de anfibios.