Democracia por encima de retóricas

Al alcalde de Cádiz, José María González Santos , se le pueden achacar muchas cosas. Se puede criticar su vestimenta un tanto informal para determinados actos. También se le puede afear el abuso de la ironía en los plenos, así como ciertas salidas de tono y desplantes impropios del representante de una ciudad como Cádiz. Pero no se le puede negar facilidad de palabra y una capacidad de escena única que, además de abrirle la puerta de la comparsa de Jesús Bienvenida, le ha dado una presencia mediática sorprendente para una localidad de poco más de cien mil habitantes.

Con esa retórica, el alcalde de Cádiz ha esquivado muchas veces temas incómodos para él y su formación. Por ejemplo, cada vez que en el Pleno se nombra la palabra Venezuela, el primer edil hace todo un ejercicio de malabarismo para no condenar al régimen comunista de Maduro, cuyo uso de la fuerza con las armas parece considerar menos grave que los casos de corrupción que suceden en España. También ha evitado de forma clara posicionarse en torno a la banda terrorista ETA y al entorno abertzale. Sin ir más lejos, en una entrevista en este periódico defendió a Arnaldo Otegi con un «no está tan claro que el señor Otegi matase a nadie».

En el próximo Pleno, sus palabras deberán ceder ante los hechos. El grupo popular llevará a Pleno una propuesta para que una calle de la ciudad lleve el nombre de Miguel Ángel Blanco , el símbolo del espíritu de Ermua, cuyo asesinato cruel y cobarde por parte de la banda criminal marcó un antes y un después en la lucha contra el terrorismo en España. El joven era concejal, precisamente, por el Partido Popular, la formación que más ha sufrido, junto con el PSOE, la violencia de los extremistas.

El alcalde (recordemos, el de todos los gaditanos) salió a la palestra cuando se desató la polémica por la presencia del bildutarra Xose Martín Abaurrea en unos actos municipales sobre memoria histórica. Kichi dijo entonces que él condenaba la violencia de ETA. Ahora él, su grupo municipal y la formación que lo sustenta desde hace dos años en el sillón de la alcaldía, tienen la oportunidad de mostrarlo claramente sumándose a las ciudades que han incluido a Miguel Ángel Blanco en su callejero. Porque contra el terror no caben más palabras ni más gestos vacíos.