Lo que nos deja y lo que nos toma

El año 2019 se marcha corriendo para evitar que le demos un cosqui por lo que se ha llevado y lo que nos ha dejado

Que se acaba el año. Corre, corre insensato, hay que hacer balance de todo lo sucedido, poner en orden los íntimos archivos, airear las secretas fotos y vociferar como quien pierde al hijo en un pasillo del Hipercor qué es lo que más le ha ... gustado de un 2019 que llegó sin que se lo pidieran y que se marcha sin que se pueda hacer mucho más. Hay que correr, que se acaba el tiempo y hay quien no ha subido en sus redes sociales una larguísima lista de amaneceres que no despertó o de atardeceres que, por más filtros que le pongan, nos acabarán durmiendo a todos. Hágalo como le manden sus dioses pero, sobre todo, hágalo rápido. Porque en la clepsidra está a punto de caer la última gota. Y en el último trago, nos vamos.

Cada quien le pondrá al que se marcha una matrícula distinta. El año de Rosalía (con altura), de Vox (con hartura) o del carril bici (con pintura). Ha sido el año en el que hemos comprobado que, en Andalucía, había vida más allá del PSOE, pero que en Cataluña los muertos están muy vivos o al revés. El año que pasamos sin Gobierno en el serio Madrid mientras que en la caótica y anárquica Cádiz todo seguía igual o mejor o peor, que en los tres casos fue lo mismo y quedó resumido por la misma frase: Kichi (llamando Kichi a todo lo dichoso) resiste.

Corre, corre, que se marcha el año, se escapa, se escurre sin que le paren Brexits ni aranceles. El año se pira con prisa y pasaporte, como si quisiera huir para que no le diéramos el cosqui que se merece por habernos dejado sin Manolo Santander y sin Juan Carlos Aragón. Nos enseñó que para ser inmortal, estúpidas leyes de los cielos, hay que morirse antes. Lo sospechábamos, pero aquel 9 y ese 1, junto con el 2 y el 0 que se quedarán, lo grabaron en la piedra ostionera sentimental de la ciudad.

Se va jadeando pero, con su último suspiro, este 2019 nos hará la pedorreta de quien sabe que no sólo nos toman por tontos sino que, al hacerlo, aciertan más que la grata Greta hablando ante la ONU como si del sermón de la montaña se tratara (bienaventurados los que reciclen porque de ellos serán el bosque, el aire y el río). Nos tomaron por tontos con la residencia de Tiempo Libre, que mantendrá una estructura que nos anunciaron que podría desplomarse por la aluminosis; nos toman por bobos con el nuevo Hospital, cuyo cartel de próxima construcción está próximo a ser declaro BIC; nos toman por lelos con los aparcamientos en la ciudad, que ni están ni se les espera... Quizá por todo esto corra tanto 2019, para que no veamos lo que realmente nos deja y por lo que nos toma.

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