Opinión
Se debió decir y no se dijo
Existen siete cuestiones, que en absoluto han sido explicadas en el debate electoral
Ayer se votó y nadie podrá hacerlo a sabiendas de cómo se equilibrarán las cuentas del Estado. Todos, unos más que otros, se sumaron al carro del incremento del gasto, sin contrapartidas o cuando las concretan, son irracionales en el contexto económico en ... el que estamos. Salimos de la crisis con un impulso definitivo de las exportaciones españolas, alcanzando las mismas un volumen sobre PIB del 36%, debido a los altos índices de productividad del factor trabajo, lo que tenía como consecuencia fundamental, hacer las empresas altamente competitiva. Sin embargo, todos sin excepción, aunque unos más que otros, se han apuntado al incremento irracional del gasto público, lo que pone en riesgo, el bienestar futuro de la población española, porque se ha optado por el populismo a corto plazo, siendo su expresión más descabella las normas dictadas los «viernes de dolores».
Existen siete cuestiones, que en absoluto han sido explicadas en el debate electoral y cuando lo han intentado hacer, sólo han tomado la opción fácil, de transmitir los derechos que la situación implica, olvidándose del revés de la cuestión, centrada lógicamente en los deberes que ello comporta y que son cruciales en el devenir de España. Me referiré a siete cuestiones de manera sintética, y cada uno que se saque sus propias consecuencias:
1. Pensiones. El sistema español, es un sistema piramidal que han entrado en quiebra. Los países del centro y del norte de Europa que tenía parecido sistema, iniciaron la reforma allá en la década de los noventa, finalizada la crisis del petróleo de los setenta. Propongo la adaptación al modelo español del sistema sueco, con las variantes precisas para su adaptación a las circunstancias españolas. Considero imprescindible preservar en lo posible el nivel de rentas que los pensionistas disponen del sistema, pero urge adoptar las primeras medidas: índice corrector del factor de sostenibilidad y el factor de estabilización. Las transferencias de fondos del Estado para su reequilibrio, exigen minorar otras partidas en los Presupuestos Generales.
2. Dependencia. Una nación que se precie, exige la consideración más alta para con sus mayores, que posibilitaron en su día hacer viable la realidad nacional, en la que se fundamenta el Estado. Lo que exige la minoración proporcional de otras partidas de gasto.
3. Educación. Hay que hacerla eficaz y racional, sobre su consideración de servicio público. Ello exigirá en primer lugar el efectivo derecho de los padres a elegir el modelo de enseñanza para sus hijos en los términos que la CE prevé. La capacidad de elección del ciudadano, debiera implicar, la puesta en marcha del cheque escolar, ya que las enseñanzas no públicas, presentan costes unitarios inferiores, por lo que se podría lograr la eficiencia y eficacia a un menor coste y materializar sin cortapisas la libertad de elección real.
4. Sanidad. La naturaleza pública de prestación del servicio sanitario es un hecho. Nada objeta la CE para que su gestión sea mixta. La existencia de hospitales públicos de referencia provincial, exigiría la convivencia con instituciones privadas prestadoras del servicio, sobre todo en patologías menores. Esto racionalizaría la gestión y abarataría los costes de la prestación.
5. Administración. La mastodóntica, hipertrofiada e inoperante muchas veces de las diferentes Administraciones públicas, territoriales e institucionales, exigen su drástica reducción, en los términos de la Ley de Estabilidad Presupuestaria. Es aquí, donde el ahorro que pudiera extraerse, posibilitaría coyunturalmente equilibrar las situaciones deficitarias de las pensiones y la dependencia.
6. Empleo. Hay que incidir en la reforma, sobre la base de mantener lo que se hizo con la Ley 3/2012 y resolver el tema contractual. Abogo por un contrato único, en el que se establezcan indemnizaciones por terminación del contrato mayores en aquellos que no superen el umbral de los dos años.
7. Economía. Las decisiones sobre políticas económicas que se adopten, exigen considerar por encima de todo el modelo productivo que tenemos y no el que nos gustaría que fuera y que seguirá existiendo, aunque no nos guste, por espacio de dos generaciones, lo que equivale a más de veinte años.
Conclusión: Siendo muchos nuestros males, el peor de todo es el estado de la nación, maltrecho y vilipendiado por muchos. Debemos tener la vergüenza necesaria para dejar un país decente a las generaciones venideras. Las políticas adoptadas estos nueves meses indican lo contrario.