OPINIÓN

El debilitamiento del régimen

Estamos asistiendo a la evolución de una crisis provocada por la región más rica y próspera de España

Una mujer durante una manifestación independentista. AFP

Antonio Papell

Estas fiestas de Navidad y cambio de año, que en realidad son para la mayoría un paréntesis de la actividad laboral y una concesión al esparcimiento comparable a las vacaciones estivales, están discurriendo en medio de un colosal barullo político, en el extremo de un ... periodo de inestabilidad y caos que dura nada menos que cuatro años (acaba de cumplirse el cuarto aniversario de las elecciones que supusieron el fin del bipartidismo imperfecto en el terreno estatal). Esta semana será decisiva para salir, o no, provisionalmente del atolladero -la estabilidad de la solución que se propone es francamente escasa-, pero en realidad lo único que ha impresionado a la opinión pública es que el gobierno en funciones no ha subido las pensiones, los salarios públicos ni el salario mínimo, como un instrumento de presión que facilite teóricamente los acuerdos. En cualquier caso, no hay síntomas de verdadera alarma: ya hemos tenido ocasión de constatar que el país funciona aunque sea sin gobierno, y hemos de estar orgullosos de ello. Hemos construido un entramado institucional de calidad en el que todo está previsto, incluso el vacío de poder.

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