EL APUNTE
Un curso en el que estamos toda la tribu
El año escolar que acaba de arrancar es un reto para profesores, equipos docentes y, en general, para toda la sociedad, que debe arrimar el hombro
Una frase que se ha repetido hasta la saciedad es aquella que proclama que para educar a un niño es necesaria toda una tribu . La sentencia, que a fuer de manoseada se ha ido desnudando de sentido, encierra una verdad que conviene recordar ... en un momento tan delicado como el que estamos viviendo en la actualidad. Un niño necesita educación de un maestro, pero también referentes en la sociedad. De cómo hablar, de cómo actuar y, ahora más que nunca, de cómo afrontar situaciones difíciles. La sociedad como conjunto debe ser un modelo que le enseñe a nuestros hijos, a nuestros sobrinos o a nuestros vecinitos cómo arrostrar una situación que, por momentos, parece desbordarnos a todos.
Los niños deben aprender que el Tajo es el río más largo de España, que la capital de Bulgaria se llama Sofía y que los números primos son aquellos que sólo tienen dos divisores, él mismo y el 1. Pero también deben saber que son importantes y que se ha hecho un ímprobo esfuerzo para que puedan estar sentados en sus pupitres . Un esfuerzo de los profesores, que han tenido que adaptar sus métodos de enseñanza al nuevo reto impuesto por el Covid-19. Un esfuerzo de los equipos directivos de los colegios, que han tenido que reinventar los centros y, en muchos casos, suplir con imaginación la falta de medios. Y esfuerzo por parte de los padres, que han tenido que superar sus reticencias y confiar en los colegios en el contexto de la peor pandemia que ha vivido España en un siglo.
Pero toda la sociedad tiene que mantener ese esfuerzo por nuestros niños. En las empresas, dando facilidades a los padres en caso de que el niño tenga que volver a casa por una cuarentena y a los gobernantes, dando también facilidades a las empresas para que puedan afrontar este escenario. También, tengamos hijos o no, los ciudadanos debemos ser comprensivos con la situación que están viviendo las familias y contribuir, con el respeto de las normas de higiene y distancia social , a que se minimice el número de contagios. Porque una de las consecuencias directas será que se cerrarán menos aulas y los niños podrán recuperar parte de una normalidad que les ha hurtado el coronavirus. Es responsabilidad de toda la tribu.