OPINIÓN
Cuestión de orgullo
Diputado de Ciudadanos por la Provincia de Cádiz en el Parlamento de Andalucía
Para quienes hemos nacido en democracia (infinitas gracias, por cierto, a aquellos «hombres de la Transición» que nos la regalaron hacen 39 años y dos meses), los días previos al 28 de febrero se han caracterizado siempre por comprobar cómo a nuestro alrededor se ha manifestado un sentimiento que cada año tiene su culmen en el Día de Andalucía.
Ese sentimiento, el orgullo de ser andaluz, coincidirán conmigo en que es complicado expresarlo con palabras, pero fieles a nuestra idiosincrasia, sabemos que la mueca que un andaluz hace al sonreír cuando habla de Andalucía, esa mueca nuestra, lo aclara de una forma más natural que una breve o larga explicación.
Orgullo. Esa es la palabra que, mueca y sonrisa incluidas, define lo que nos provoca ser andaluces. Orgullo de nuestra Historia, de nuestro carácter, de nuestras capacidades y, sobre todo, orgullo del futuro que tenemos que escribir para que cuando en cualquier rincón del mundo se hable de Andalucía, se hable también de prosperidad y felicidad y, por qué no, también se acompañe de alguna mueca como la nuestra.
Ésta es la meta que, disfrutando y saboreando el camino como nadie sabe hacerlo, debemos alcanzar y es por la que todos los días del año trabajo duro, muy duro, como parlamentario andaluz.
Este miércoles 28 de febrero de 2018 enarbolaremos juntos la bandera blanquiverde, símbolo de lo que nos une. Yo tengo la suerte como gaditano de hacerlo unido cada día a cientos de andaluces de Sevilla, Huelva, Málaga, Córdoba, Granada, Almería y Jaén, y estoy convencido de que los ocho millones y medio de ciudadanos andaluces, juntos, vamos a transformar esta bendita Comunidad Autónoma para que ya nada ni nadie la pueda frenar.
La andadura ha comenzado. Los pasos, que son hechos, se están dando. Pero aún queda mucho por recorrer. Y como no hay mayor motivación que un 28 de febrero, como sé que el 28-F representa el orgullo de ser andaluz, tiremos de orgullo para convertir Andalucía en una tierra llena de oportunidades, situándola a la cabeza de Europa. Por España y la Humanidad.
El objetivo es ambicioso, sí, pero no imposible; mayores metas hemos superado los andaluces.
El verde esperanza será nuestro guía, démoslo todo, sintamos Andalucía cada día, como si de un 28 de febrero se tratase, y Andalucía será lo que todos los andaluces aspiramos que sea. Al fin y al cabo, sólo es cuestión de orgullo.