OPINIÓN
Cualquiera y ninguno
Ni Moreno, ni Marín. Ninguno de ellos es el adecuado para ejercer la jefatura de un gobierno andaluz
Ni Moreno, ni Marín. Ninguno de ellos es el adecuado para ejercer la jefatura de un gobierno andaluz. No hablo de sus partidos, porque cualesquiera de los dos son apropiados y están legitimados para el gobierno y propiciar el cambio. Sus trayectorias vitales, personales y ... curriculares los delatan. El protocolizado y ‘sorayo’ Moreno, que se mueve en arenas movedizas, además de una cara amable y un discurso construido en las escuelas de telegenia, poco transmite. Alguna sandez que otra, propia de la izquierda de los grandes corazones con el dinero ajeno, como certificar que si llega a la Junta mantendrá todos los puestos de trabajo al personal de la Junta de Andalucía. Al otro, a Marín, lo traiciona su pasado, sus bandazos, sus ‘modus operandi’ vitales y su currículo que nada acredita. El otro día, apoyaba mi codo en la alta barra de un tabanco en Sanlúcar, y entre castora y castora de mosto constaté lo que ya había ido hilando sobre el candidato del Bajo Guadalquivir. La conclusión, cualquier otro es mejor. De ahí, que el primer ejercicio de sensatez de ambos partidos, debiera ser la búsqueda de un candidato de consenso de entre los elegidos, porque el sistema de gobierno parlamentario exige que el candidato sea diputado en la Cámara. Posiblemente cualquiera de los demás integrantes de cada lista, sea más conveniente para representar el auténtico cambio.
El conservadurismo andaluz lo representa el PSOE. Maestros en conservar el estatu quo. Tradición, familia, orden y jerarquía y me atrevo a decir también que iglesia. El PSOE andaluz es a Andalucía lo que el PNV al País Vasco. Su paralelismo es innegable y la construcción un régimen clientelar también. Partidos de provisión capaces de materializar beneficios clientelares a todos los estratos sociales. La distribución de incentivos colectivos, en todas las esferas sociales, hacían impune su conducta, a pesar del reparto por el Régimen de todo tipo de prebendas, aunque fuere un reparto de la escasez, con la intencionalidad eso sí de desterrar la exclusión extrema. Pero ocurrió algo imprevisto en ese esquema de generalización en la actividad del régimen permeabilizando casi todas las capas sociales. Los ERE’s. Éstos han supuesto la asignación de incentivos colectivos de naturaleza selectiva, bajo los auspicios de la paz social y la aquiescencia de los políticos y de los integrantes de la llamada concertación social. Y esto rompió el equilibrio del igualitarismo por abajo, fin primigenio y fundamental del gobierno andaluz.
Se abre un nuevo periodo en Andalucía. Lo primero y urgente es el desalojo de San Telmo de la Reina de las Marismas del Sur. Además, quiero verlo sin palio y sin paliativos, dirigiéndose a la casa de hermandad del pueblo, de su pueblo, el andaluz, porque de ellos era el reino de los cielos, era de ellos y para ellos. Los cuarenta años de mandato socialista, han sumido la región en una situación de inoperancia y retroceso estructural, hasta dejarla en las mismas posiciones de salida, allá en los orígenes de la Transición. Y eso a pesar de las ingentes cantidades consumidas de Fondos Estructurales de la UE. Seguimos teniendo el PIB per cápita más bajo de España y de Europa. También las tasas de paro. Déficit público exacerbado. Gasto público incontrolado. Una abultada nómina de personal de confianza y asesores politizados, amén de la institucionalización en la propia estructura de la Junta, de la llamada administración institucional. Pero, lo peor, es la omnipresencia de la Junta en la vida corriente de todos nosotros. El espacio privado se ha perdido y la Junta ocupa un espacio que supera el 50% en la economíaodavía no se han enterado de que lo mejor que se puede hacer por los más débiles es crear un sistema dinámico, como alternativa a un sistema garantista-protector, que paraliza la sociedad, el crecimiento y hasta las esperanzas de alcanzar nuevas y mejores metas. El conformismo, el buenismo y sobre todo el igualitarismo han tenido un efecto pernicioso en nuestras sociedades. Sólo las provincias de Málaga y Almería, donde la iniciativa privada ha podido dejar de lado el control social de la Junta, para erigirse en protagonistas de sus propias vidas…No es de extrañar que el cambio andaluz comenzara en El Ejido.