COAC 2022

La cruzada contra la concertada y la libertad

El Ayuntamiento vuelve a discriminar a los alumnos y a los padres gaditanos en virtud de su maniquea ideología

En muchos de los apuntes que hemos publicado en estos años hemos denunciado que el Ayuntamiento de Cádiz, con sus distintos concejales a la cabeza, ha sido un especialista en decir una cosa y luego la otra. Como en la chirigota del Selu de Los ... que no se enteran, todo en su gestión es un «puede que sí, puede que no», y así lo hemos referido en centenares de ocasiones. Sin embargo, hay algunos aspectos donde se mantienen contumaces, donde ni la realidad ni el clamor de la sociedad (o el rumor, como decía uno de los concejales de Por Cádiz sí se puede) les ha hecho moverse un celemín de sus esquemas. Y uno de ellos es, como han demostrado en estos días, su odio atávico, visceral, por la educación concertada. Si Kichi ya dijo que a quien no le gustasen sus medidas que se empadronara en la ciudad, podría haber firmado que quien no le gustase su política educativa, que se cambiara de colegio.

Y es que hasta de la reducción de la natalidad han querido culpar subrepticiamente a los colegios concertados, que se han visto obligados a romper su línea de discreción para dejar en evidencia a la concejala Ana Fernández. Porque donde los miembros del Ayuntamiento del cambio ven oscuras conspiraciones de la derecha ultramontana para destruir la educación pública (a la que, por cierto, se le han incrementado las partidas desde que llegó Juanma Moreno al poder), lo que hay es una realidad clara: los padres en Cádiz capital optan por la educación concertada.

El problema que subyace detrás de todo esto es grave. El equipo de Gobierno vuelve a pintar una raya en el suelo para separar a los buenos, a sus buenos, de los malos, de sus malos. Y vuelve a criminalizar a los padres que, en su uso de la libertad, optan por la educación concertada como podrían optar por la pública. Si cada vez llegan menos solicitudes para los colegios de titularidad pública lo que cabría es hacer una reflexión de por qué sucede, no atacar a un tipo de educación que cuenta con tanto respaldo popular. Porque quizá lo que asusta al equipo de Gobierno precisamente sea ese apoyo, esa libre decisión de los ciudadanos a la hora de elegir lo que les gusta o no les gusta. Lo que les aterra, como extremistas que son, es la libertad.

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