Ignacio Moreno Bustamante - OPINIÓN

Un cosqui a tiempo

La culpa de que muchos niños de hoy sean tiranos no es de ellos, es nuestra, de los padres

Más que su ojo morado, que también, lo que impresiona son sus palabras. Imagino que habrá visto usted el vídeo de la educadora social roteña Daliana Ramírez , o al menos habrá leído la información al respecto. Hace unos días sufrió una agresión por parte de una menor del centro en el que trabaja y decidió contarlo y subirlo a facebook. No por ensañarse con la niña, que no lo hizo y le honra. Sino para poner de manifiesto una realidad de la que pocos se hacen eco, excepción hecha del archiconocido juez Emilio Calatayud. Con un lenguaje cristalino, Daliana expone una realidad de la que no terminamos de convencernos: la actual generación de padres con hijos menores estamos haciendo mal, muy mal, nuestro trabajo de educadores. No en todos los casos, obviamente. Pero en general, somos unos padres acomodados y consentidores. Unos padres gilipollas.

Es absolutamente cierto que el buenismo y lo políticamente correcto se ha instalado entre nosotros de tal forma que lo que empezó siendo algo positivo, está pervirtiéndose y causando un efecto muy nocivo en no pocos casos. Vivimos tiempos en los que, por comodidad o por la razón que sea, hay muchísimos niños a los que se les consiente todo.Y los convertimos en tiranos. Cuando son pequeños, les reímos las gracias. Cuando llegan a la preadolescencia, se niegan a poner la mesa y, tras recibir un bofetón, se van al juzgado a denunciar a su propia madre, como ha ocurrido también hace unos días en Galicia. Y cuando ya son adolescentes de tomo y lomo y sus padres no pueden con ellos, le dan un puñetazo en un ojo a la educadora social.

Por supuesto que a un niño no se le puede educar a base de bofetadas, pero un cosqui a tiempo muchas veces es un triunfo. Créame cuando le digo que las zapatillas de las madres de ayer hicieron mucho bien. Vamos a peor. Es incuestionable. Porque como bien dice Daliana Ramírez en su vídeo, los niños de hoy se las saben todas. Más que los de antes. Y no porque sean más listos, sino porque tienen muchísima más información al alcance de la mano, de su móvil.

Pero, abundando en su teoría, la culpa no es de ellos. No es de los niños en ningún caso. Es nuestra, que vivimos para trabajar y para contemplarlos. Para llevarles a las actividades extraescolares a todas horas, para comprarles todo lo que exigen. Es nuestra porque no decimos casi nunca que no. Y cuando lo hacemos es tarde. Y reaccionan llevándonos al juzgado o repartiendo leches. Sólo hay una cosa en la que estoy en desacuerdo con las palabras de la educadora social roteña. Y es cuando habla del sistema, de la explotación laboral, de presupuestos de las administraciones. Sinceramente creo que no es una cuestión política. Simplemente es de educación. La que no estamos sabiendo trasmitir.

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