LA VOZ - EL APUNTE
Coordinarse como reto
Los avances del negocio portuario de Sevilla no deben ser amenaza para Cádiz
En cuanto a política portuaria, es un hecho desde hace más de tres siglos: Sevilla mira a Cádiz y Cádiz mira a Sevilla. Con el cambio de milenio, esta competencia fructífera, complementaria para ambas partes, no iba a cambiar. La capital hispalense ha logrado en los últimos cinco años tres hitos económicos importantes que afectan directamente a la provincia gaditana.
El arco político y empresarial de Sevilla ha puesto en marcha en un tiempo récord una Zona Franca, han logrado reflotar sus astilleros y busca sin descanso la captación de cruceros. El tráfico marítimo crece y sus expectativas para consolidar la actividad portuaria son inmejorables. Se trata de tres negocios que pueden ser complementarios para la economía gaditana pero la evolución de los mismos llevará inexorablemente a una dura competencia. Casi cinco años después de su apertura, Astilleros del Guadalquivir, en Sevilla, mira el futuro con optimismo gracias a una abultada cartera de pedidos pero los de la Bahía de Cádiz son muchos más y mucho mayores.
Es obvio que la incidencia del astillero sevillano no es molestia para las tres factorías de Navantia, sin embargo, sí que ocupa parte del mercado naval que hasta ahora se repartían los pequeños astilleros provinciales. La iniciativa privada empieza a escalar posiciones. La irrupción del astillero sevillano y la mejora del puerto hispalense traerán consigo el florecimiento de una industria auxiliar y, para ello, Sevilla ya puso las bases en su momento para albergar una Zona Franca. Esta iniciativa fue impulsada en 2011 por el entonces alcalde y ahora ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, y apoyada por el titular de Hacienda, Cristóbal Montoro. La aparición de un recinto fiscal a 120 kilómetros de la Zona Franca de Cádiz no gustó, desde luego, a los gestores gaditanos del PP que, pese a todo, lo vendieron como un complemento más entre ambas economías. No obstante, la estrategia sevillana sigue adelante y trata de rentabilizar al máximo el potencial que ofrece el río Guadalquivir, mermado por la lógica prohibición medioambiental de dragar el cauce. Ahora, el debate se centra en el mercado de contenedores. Sevilla está al acecho de las fallas que puedan tener las nuevas infraestructuras de Cádiz y ambos puertos, a su vez, viven de lo que le sobre al gigante algecireño. Como hay mercado para todos, quizás sólo sea cuestión de coordinarse.