Julio Malo de Molina
La Comuna del Tempul
A Carlos Marx y a Federico Engels se les tiene por padres del socialismo moderno
A Carlos Marx y a Federico Engels se les tiene por padres del socialismo moderno, más aún al primero de ellos, que había conocido y descrito los sucesos de 1871 en Paris conducentes a ‘la Comuna’, una experiencia política de autogestión. Este judío alemán exilado en Londres había escrito ‘El Capital’ entre 1861 y 1867, en el cual hace una critica exhaustiva de la economía de mercado imperante en los países desarrollados y plantea su trasformación aplicando la filosofía dialéctica Hegel y de Feuerbach. Va más allá: «Los filósofos se han limitado a interpretar el mundo de distintos modos, de lo que se trata es de transformarlo». Las teorías y las actividades de Marx y Engels generan conceptos tales como: socialdemocracia, socialismo y comunismo, que al principio fueron prácticamente sinónimos. Sin embargo las propuestas de organización socialista y de autogestión tienen abundantes precedentes, como el ‘socialismo libertario’ del francés Charles Fourier (1771-1837) quien propone la creación de comunidades libres y auto gestionadas que se denominan falanges o falansterios, en las cuales se pretende no sólo la producción y el consumo solidarios sino también la satisfacción de los placeres y la liberación de la mujer, empleando por vez primera el termino ‘feminismo’.
En España se produjeron algunas iniciativas de creación de comunas al modelo de los falansterios de Fourier, como la Colonia de Santa Eulalia en Alicante que ha sido la más conocida y está en la actualidad declarada Bien de Interés Cultural. También en Cádiz hubo una propuesta aunque no llegó a cuajar y ahora ha sido estudiada por el investigador Pablo Martínez Cousinou, quien ha rescatado ese proyecto localizado en el Tempul, término de Jerez, que aprobó la Diputación Provincial en 1841. El interesante trabajo de este profesor de la Universidad de Sevilla, denominado ‘Utopia Tempul’, puede consultarse en internet, e incluye fotos, textos y sonido. La propuesta del falansterio gaditano fue ideada por el político radical Joaquín Abreu y Orta, quien exilado en Francia tras el Trienio Liberal conoce y examina las experiencias de Fourier. A su regreso, junto a otras personas de ideales avanzados, redacta un proyecto preciso para mil ochocientas personas, el cual, pese a la buena acogida inicial y al apoyo de la administración provincial no llega a ejecutarse, al parecer por la oposición del Consejo de Agricultores Jerezanos.
Este tipo de sistemas de comunismo real a escala reducida, en el interior de países con economía capitalista en otras esferas, presentan hoy día un ejemplo vigente y muy conocido en los Kibutz, palabra que en hebreo significa «agrupación». Se trata de comunas que desarrollan un modelo de vida, de producción y de consumo colectivos, dentro de Israel. En estas comunidades no circula el dinero, ni se reconoce la propiedad privada; las decisiones se adoptan en asambleas y representan por tanto un tipo de vida y de trabajo alternativo y solidario. También es una formula de probada rentabilidad con el valor humanístico añadido de eludir las penalidades inherentes al sistema capitalista. Sus miembros suman poco más del 1% de la población del Estado, y representan el 45% de la producción agrícola y en torno al 10% de la producción industrial total del mismo. Modelo económico y social diferente al sistema de mercado libre, prueba de cómo la competitividad no es la única forma de crear riqueza, y así cuestiona los principios del pensamiento liberal presentes en los discursos de nuestros políticos, hasta por parte de algunos que se llaman socialistas.
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