Adolfo Vigo - OPINIÓN

La cola de la vergüenza

A unos cuantos se les iba la vida en vender la imagen de una ciudad dejada de la mano de Dios

Cuando asaltaban los cielos para conseguir el poder que a los mortales se les resistía en el Olimpo de los dioses políticos a algunos se les llenaba la boca de consignas sociales y populares. En nuestra ciudad, una ciudad que quizás no estuviera del todo lo brillante que podía estar por culpa de la lacra del paro, a unos cuantos se les iba la vida en vender la imagen de una ciudad dejada de la mano de Dios, abandonados los vecinos a su suerte, en la que la pobreza florecía en cada esquina, la desnutrición infantil era palpable cual si esto de verdad fuera La Habana y en la que el chabolismo era el pan nuestro de cada día en los barrios de nuestra ciudad.

A esos mismo no les importó abandonarse en brazos del populismo más trasnochado, más denigrante y más ruin como es el de vender a su propia ciudad mediante falsedades , engaños y tretas malnacidas para arrancar un minuto o dos, y hasta un programa entero si se trataba de La Sexta, para vender lo que nunca estaba pasando. Esos mismos, por el afán de poder, el mismo que echaban en cara a los que estaban, se olvidaron del excelente trabajo que día tras día hacía el equipo de Asuntos sociales del Ayuntamiento de Cádiz.

Pues bien, como si de un preludio de lo que sería su mandato, como si de una promesa encubierta en su programa electoral, al final han conseguido que esa pobreza, esa necesidad se vea reflejada en las calles de nuestra ciudad. Es triste ver como un partido que enarbolaba la bandera de la política social y que «encantaba» con sus cantos de sirena a los más necesitados les haga estar toda una noche en vela, al relente de la humedad, para poder coger una cita con los asistentes sociales.

Parece como si o bien no tuvieran idea de gestionar las necesidades sociales de los vecinos o les interesara crear un clima de necesidad en la ciudad, ese mismo clima que tanto vendieron en sus mítines. Lo que si tengo claro es que antes no se veía esas filas a las puertas de la Concejalía . Filas que castigan al necesitado no solo con el hecho de tener que pasar horas en ellas, sino que los castiga con la vergüenza de verse señalados a la hora de estar en ellas. Entiendo que nadie de los que ahí se pone lo hace por gusto, sino por necesidad. Por lo que la medida adoptada por el área correspondiente conlleva además el hecho de que esa persona se vea después reflejada en medios de comunicación u observada por los viandantes que por allí pasan pudiendo ser para muchos de los que en ella esperan un motivo más para sentir vergüenza y dolor por encontrarse en esa situación en la que nadie debería de encontrarse.

El esperpento al que asistimos es de tal magnitud, que hasta familiares de concejales muestran su más absoluto descontento con la gestión realizada por la Concejalía de Asuntos Sociales . Y es que no hay que ser partidista, pensar con un color determinado para darse cuenta que ese no es el camino a seguir, salvo que quieran convertir a esta ciudad en una pequeña Venezuela, con sus carencias y sin ninguna virtud.

Una pena que donde no había problemas se hayan creado, mientras el puente nuevo sigue esperando la vuelta de los gaditanos que, según ellos, se fueron por culpa del PP.

La cola de la vergüenza

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación