OPINIÓN
La ciudad que condena su memoria
Lejos de ser algo anecdótico, eliminar la placa y el busto de Pemán esconden una intención de reescribir de forma torticera la historia de Cádiz
El mundo de la cultura en Cádiz está ya sobreaviso. No valen los méritos contraídos, ni el reconocimiento internacional, ni siquiera las acciones realizadas en pos de buscar un mayor acercamiento entre paisanos. En Cádiz, según los acontecimientos vistos esta semana, para sobrevivir al paso ... del tiempo es indispensable situarse en una banda ideológica. Sólo bajo esta óptica se justifica la retirada de la placa y el busto de uno de los hijos más insignes de Cádiz, José María Pemán, cuyos herederos han asistido con sorpresa a cómo se pretendía borrar el testimonio de su presencia de las calles de un Cádiz al que tanto amó y difundió.
El Ayuntamiento de Cádiz se ampara en el cumplimiento de una Ley de Memoria Histórica interpretada con un prisma más que interesado, puesto que si por algo es recordado Pemán no es por una labor ligada al Régimen ni a la Guerra, sino por dejar algunas de las páginas más precisas del periodismo español del pasado siglo y algunas de sus obras literarias más selectas. Preterir su grandeza como literato y cronista de la época que le tocó vivir demuestra bien una gran estrechez de miras, bien una perspectiva extremadamente peligrosa de lo que debe ser el relato histórico de un pueblo.
Los intelectuales que han participado en el reportaje que puede usted leer hoy en este periódico recuerdan que sus posturas políticas fueron monárquicas y que sufrió también los rigores de la censura franquista. Destacan, asimismo, su correspondencia con Alberti y García Lorca, lo que demuestra su apertura de mente y su buena relación con los intelectuales aunque no compartieran su modo de ver el mundo.
La simbólica imagen de Pemán felicitando al propio Rafael Alberti por su pregón de Carnaval parece que no sirve cuatro décadas después. Lo importante son los bandos y señalar quién merece seguir ligado a la historia de la ciudad y quién deber caer en los que los romanos designaban como la ‘Damnatio memoriae’, que no es sino otra forma de censura. La figura de José María Pemán, tan cercana al pueblo de Cádiz y a su cultura selecta y popular, no merece ese destino. Cádiz, tampoco.
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