La ciudad de Cádiz cabe en un barrio

A los gaditanos, casi de cualquier edad, se les dice desde pequeños que viven en una ciudad sin suelo. Carece de periferia, de alrededores, de terrenos en los que desahogar cualquier tipo de servicios o industrias, como sucede en cualquier municipio español con una población superior a los 50.000 habitantes. Esa realidad se repite como un mantra. Todo el espacio alrededor de un término municipal colmatado está ocupado por el mar. Se le han ganado algunos metros a lo largo de los siglos pero conviene abusar poco del agua salada. De hecho, la gaditana es la capital de provincia española con menor superficie, aunque esté en mitad de la clasificación si se trata de las más pobladas. La realidad numérica nunca permite la discusión pero el uso que se haga de esas circunstancias marca tanto como los límites físicos mismos. Así, esa limitación convive con un asombroso desperdicio de solares y grandes edificios, que permanecen baldíos, vacíos e inactivos durante décadas. La barriada España, en el corazón de Extramuros, encarna esa contradictoria realidad. Sus representantes vecinales se quejan de los suelos sin vida en un vecindario con muchas necesidades y resulta inevitable la comparación: a escala, cabe pensar lo mismo de toda la ciudad. Cada solar sin vida, sin presupuesto ni proyecto (el pabellón Portillo parece el último de una larga lista) es un fracaso que comparten todas las instituciones, locales, regionales y estatales. Eso de que vivimos en una ciudad sin suelo ya no cuela.