El caso Bourne

Con las filtraciones de los gastos de Cádiz Conecta no acabo de aclararme: leo la información y me digo: «Vaya derroche, qué poca vergüenza». Luego veo las respuestas obsolescentes del PP y del exgerente de dicha entidad, Vicente Delgado, y pienso: «En algo tendrán razón». Entonces encuentro el tuit de “Se buscan 115.000€” que José María González y sus concejales exhiben en las redes sociales y concluyo que, aunque tanto autobombo no es bueno para la salud política –que se lo digan a Teófila Martínez–, la campaña #OperaciónDesconecta tiene su gracia (no sé si será la ópera prima del asesor recién fichado, Alejandro Ahumada) y denuncia el uso ¿inadecuado? ¿desmedido? de los fondos públicos municipales en cosas ¿amunicipales?

Echo en falta en el escrito del señor Delgado explicaciones más precisas sobre determinados conceptos. Por ejemplo, me gustaría saber el uso dado a esas gafas con cámara de vídeo y el bolígrafo grabador de espía. Uno, que tiene alma literaria, enseguida se pone a idear intrincadas tramas policíacas que ni las de Benito Olmo. Imagínense al Yorch Bourne de Cádiz persiguiendo a sus rivales políticos, grabando mesas de negociación, urdiendo traiciones en El Liba, tomando fotos de a saber quién con su amante y vertiendo ponzoña «a sabiendas» en las pozas de agua de Loreto. La explicación nos falta; las gafas y el boli, también.

Denuncia el equipo de gobierno que faltan 115.000 pepinos «de los gaditanos» en materiales adquiridos por Cádiz Conecta que no aparecen; es la manera sutil de decir que alguien roba sin robar. Piensen en la de raciones de comida, facturas de luz y asesores municipales que podrían pagarse con ese importe. Por ello ha solicitado la dimisión del concejal popular Bruno García.

La denuncia está presentada así que JMG y David Navarro deben tener claros los indicios de alguna ilegalidad. Ciertamente esto de Cádiz Conecta no huele del todo bien como tampoco lo hacía Zona Franca in ille tempore. Supongo que Vicente Delgado acabará explicando ante el juez el motivo por el que se adquirió ese material de espía, su uso y su ubicación actual. Mientras tanto, dejemos que nuestra imaginación vuele una vez más entre los velámenes del muelle gaditano; no en vano Cádiz siempre fue buen puerto de piratas.