El Apunte
El Carnaval que nos inventamos
La Erizada de hoy es el prólogo para un COAC que arranca este martes con la incógnita de cómo funcionarán los cambios en el Concurso
Cambiarlo todo para que nadie cambie. Esa máxima, mutatis mutandis, es la que se aplica desde hace años al Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas (COAC). Para tener un Concurso fresco, ilusionante y que, en definitiva, mantenga la esencia de lo que debe ser: un encuentro donde agrupaciones y público lo pasen bien, donde haya lugar para las sorpresas y que, más o menos, todos acaben relativamente contentos tras el fallo del jurado del último día. Y este año, el gobierno del cambio ha vuelto a cambiar las cosas en lo que al Falla, el primer lugar donde se dio a conocer públicamente el señor alcalde, se refiere.
Los cambios ya los habrá podido leer en las primeras páginas de la edición de hoy. Uno de los que más llama la atención es el hecho de que, como si de sacarse el carné de conducir se tratara, las agrupacione en la fase de preliminares serán, simplemente, ‘aptas’ o ‘no aptas’. Esto acabará con el morbo de saber quién adelantó a quién y también se termina la condena de las agrupaciones modestas que, los jurados siempre son conservadores, no tendrán el lastre de una primera fase infravalorada por carecer de un apellido de fuste.
El tiempo será, como siempre, el jurado definitivo que determine si los cambios han sido acertados o no. En lo que sí coinciden muchos aficionados es en los problemas que genera una fase tan sumamente larga que, al menos este año, se ha corregido en parte. No es de recibo que el Carnaval invada la Navidad en un solapamiento de eventos que se ha vuelto ya habitual, que movió a la sorpresa primero, a la chanza después y a la resignación ahora.
Si el Carnaval es inventar habrá que crear fórmulas para que la fiesta nos siga haciendo disfrutar, para que no sea una carga más.