Montiel Arnáiz - OPINION

Ese Cardiff oé

La historia tiene un cierto halo de romanticismo, algo así como si la hubiera escrito Roald Dahl para que la trasplantara al cine Alfred Hitchcock

MONTIEL DE ARNÁIZ

La historia tiene un cierto halo de romanticismo, algo así como si la hubiera escrito Roald Dahl para que la trasplantara al cine Alfred Hitchcock. Un señor de nacionalidad italiana decide viajar con su pareja al extranjero para disfrutar de la final de la Champions League entre el Real Madrid y la Juventus de Turín. Compra su billete y, tras un viaje en el que ningún azafato gaditano le vende lotería al son del ‘Despacito’, desembarca en su destino. Mas ¿cómo? El italiano se encuentra con que ha dado con sus huevos, digo, sus huesos, en Cádiz y no en Cardiff. La confusión resulta maravillosamente encantadora: el hombre confiesa su equivocación y reconoce en una red social que ha descubierto por error la belleza insondable de Cádiz y su malecón. Y que nunca la olvidará.

Todos cometemos pifias de este estilo en ocasiones, reconozcámoslo. No hace falta ser Mariano Rajoy o Pablo Iglesias para votar en contra de los intereses de su propio partido, algo ciertamente usual, en realidad, como se comprobó recientemente en las pasadas primarias del PSOE, donde miles de Pedristas se equivocaron al votar por error a Susana Díaz. “No volverá a pasar, claro”, juran por su honor. Estas cosas suceden en las mejores familias, incluso en su día le ocurrió algo así al propio Pedro Sánchez, o a Moix, que seguramente pensaba que tenía un porcentaje de una sociedad de sombreros ‘Panamá’ y mirusté cómo ha desembocado la cosa, con un trágico fiscal, digo final.

En Cádiz, cuna de la Libertad, también acaecen estas confusiones con asiduidad; miren al Alcalde anti capitalista y laico votando a favor –sin duda, por error– de la concesión de una medalla institucional a la Virgen del Rosario, como si de una vulgar Fátima Báñez se tratara (el alcalde, no la Virgen). La equivocación ha sentado regulín a los ex IU, para qué negarlo; dicen a González que hay que estar Moix atentos a la hora de votar, y que cualquier día, con la caraja, le dan otra medalla al becerro de oro pastafari. Y eso ya no, que al final acaba saliendo Kichi de alcalde en Cardiff cantando el ‘Despacito’ con el italiano aquel.

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