Opinión
Cara de tonta
La mala educación siempre ha existido, pero en estos tiempos se impone cada vez más
![Cara de tonta](https://s1.abcstatics.com/media/opinion/2020/01/12/v/GF4A1Y91-ktGH--1248x698@abc.jpg)
No había un sitio libre en toda la calle y aparcó la furgoneta en una plaza de minusválido. Se bajó y dudó. Miró al portal y volvió a mirar al vehículo. Luego a la esquina de la calle, como temiendo que en ese justo momento ... apareciera un coche de la Policía Local. Decidió arriesgarse. Con paso apresurado se dirigió a la puerta. Chaleco sin mangas de una conocida empresa de reparto. Paquete en la mano. Pelo perfectamente peinado, ligeramente rapado por los lados, tupé digno de Rupert, aquel de ‘te necesito’. La barba, impoluta, recortada y más larga por la zona del mentón, acabada en punta. A ojo de buen cubero, había empleado como mínimo una hora en arreglarse. Cuando llegó al portal pulsó insistentemente el telefonillo del octavo. «El último piso tenía que ser», debió pensar a juzgar por la expresión de su cara. Cuando desde el portero automático se escuchó un «¿Dígame?», simplemente vociferó: «¿¿¿Rosario??? ¡¡¡Un paquete!!!». Ni un «buenos días», ni un «disculpe». Ni mucho menos un «traigo un paquete para Doña Rosario». La puerta se abrió y se adentró corriendo no sin antes echar de nuevo una mirada a la esquina, por si acaso. Le dio una paliza al botón del ascensor, como si por apretarlo treinta y cinco veces fuera a llegar antes. Subió los ocho pisos entre bufidos y gruñidos y cuando por fin llegó arriba pulsó el timbre del 8ºC como si no hubiera un mañana.
Doña Rosario miró por la mirilla. Él se dio cuenta. «¿¿Me abre??», espetó. Lo hizo, pero con la cadenita de la puerta, que nunca se sabe. «¿Me abre del todo que traigo un paquete para Rosario?». «Dos minutos, que estoy en pijama». «No puedo esperar. Le dejo en el buzón un papel y ya lo recoge en nuestra oficina». Y sin esperar respuesta, se dio la vuelta, bajó de nuevo en el ascensor, metió el papelito por la ranura y salió a la calle.
Esta historia, completamente verídica, es un fiel reflejo de los tiempos que vivimos. Prisas, malos modos, pésima educación, falta de respeto. Se puede llegar a entender que el mensajero en cuestión está sometido a una presión importante por parte de su empresa. Y probablemente por un salario mísero. Probablemente no. Seguro. Pero no es justificación. La educación se tiene o no se tiene. Y cada vez se tiene menos. Supongo que es un clarísimo síntoma de que empiezo a ir para viejuno. Pero resulta muy molesto. Encontrar a un joven que pida por favor, dé las gracias o se disculpe por algo hoy en día es tarea prácticamente imposible. Siempre ha habido maleducados, no nos engañemos. Pero no puedo evitar la sensación de que la cosa va cada día a peor. Supongo que es algo que no se aprende en Instagram, sino en casa. Pero si los padres están ocupados con Facebook o First Dates, al final Rosario se queda sin el paquete y con cara de tonta en la puerta de su casa.