Oh capitán, mi capitán Veneno
Juan Carlos Aragón tiene ese don único de dar dos veces aunque no dé primero
Muere Juan Carlos Aragón, el último rebelde del Carnaval de Cádiz
Les reconozco, porque los que estudiamos las mentiras de los curas tenemos esta tonta necesidad de confesarnos, que ésta no era mi primera opción cuando me enfrenté al abismo de la hoja en blanco. Había pensado una gravísima columna en la que avisaba del apocalipsis ... que se cernía sobre la patria y, como un comparista que se las da de artista, impostaba un sufrimiento por las gentes a las que tocó nacer en España. Un babetazo. Luego escribí otro en el que jugaba (primero que sí y después que no) con que iba a votar a Pablo; como en un cuplé de ‘Los guiris’, alargaba (con una gracia más propia de los del norte) los malentendidos de no decir si era Iglesias o Casado. Pero, al final, con ese artículo tampoco me comía 'na'.
La primera opción no siempre es la mejor. Rara vez lo es. Este año ni en chirigotas ni en comparsas Juan Carlos Aragón ha sido la primera opción del jurado. No importa, no dio primero pero dio dos veces. Y hubo jaleo y polémica, algo que al poeta de la Torre de Preferencia siempre le ha gustado -sobre todo, cuando lo niega-. Porque los genios, cuando son tan fieramente humanos, se hacen divinos.
Este año, la Fundación Cruzcampo le ha concedido su tradicional premio Baluarte del Carnaval. No han sido los primeros en premiarle. Tampoco importa cuando el galardón hace justicia a un autor que, al contrario de lo que le sucede a la birra, no pierde fuerza con el tiempo y se puede tomar en caliente. Eso sí, crea adicción. No fue a recoger el premio porque, como ustedes ya sabrán, empieza una gira con Bob Dylan y están teniendo problemas con la traducción de algunas palabras (si ‘piconero’ está costando, a ver cómo adaptan ‘y yo tol día con la jocifa y tú en la calle fumando grifa’). Pero dejó un vídeo que fue una patada de taekwondo en los ‘webos’ de la tristeza. Que sí, metafórica la patada, aunque no la tristeza, pero patada al fin y al cabo.
Como este mundo es de los valientes, este mundo es de Juan Carlos. Por atreverse con los poderosos, por reírse de sí mismo, por sacar una comparsa en italianini y otra con espíritu de murga uruguaya sin perder un acorde de gaditanía. Por tener el valor de irse y luego de volver. Por eso, tantos carnavaleros, cuando Javi Bohórquez alzó la estatuilla del Baluarte, dijimos a una «oh capitán, mi capitán, Capitán Veneno». Volverá, ya lo dijo, cuando acabe su gira con Bob. The answer, my friend, is blowin’ in the wind.