OPINIÓN

Canallesco

La Junta está dando a Cádiz en dos años todo lo que le negó durante tres décadas

Manuel Chaves, Susana Díaz y José Antonio Griñán, los tres últimos presidentes de la Junta de Andalucía L. V.

Durante las últimas tres décadas –30 años, que se dice pronto– uno de los grandes problemas de Cádiz ha sido que nunca han coincidido los mismos colores políticos en las distintas administraciones que nos gobiernan. En todos los años del PP en el Ayuntamiento, desde 1995 hasta 2015, quien gobernaba y aún gobierna en Andalucía es el PSOE. Y esa diferencia de colores hizo imposible que salieran adelante infinidad de proyectos en los que ambas instituciones estaban condenadas a entenderse. Desde el edificio de la Punta de San Felipe, a la Ciudad de la Justicia, pasando por la Plaza de Sevilla, el carril bici, la Escuela de Náutica, Beato Diego, El Olivillo o la Residencia Tiempo Libre. En todos ellos las competencias son del gobierno andaluz. Los bien pensados argumentarán que no había presupuesto, o que las prioridades eran otras. Los mal pensantes dirán que el comportamiento de la Junta de Andalucía hacia la ciudad de Cádiz ha sido canallesco, ya que no estaban dispuestos a que el Partido Popular, en este caso Teófila Martínez, se pusiera ninguna medalla a su costa. Sea como fuere, lo cierto y verdad es que nunca hubo el más mínimo atisbo de que esos proyectos fueran a desatascarse.

Cuando hace tres años se produjo el cambio de gobierno en el Ayuntamiento de Cádiz, pasando a manos de Podemos, cabía esperar que la situación siguiese igual o muy parecida. En teoría Podemos es más rival político para el PSOE que el PP, ya que es a ellos a quien les ha robado la mayoría de los votos. Con el agravante de que, en los meses previos a las elecciones, el actual alcalde de Cádiz no dudó en dar ‘caña’ a Susana Díaz un día sí y otro también de la mano de la parlamentaria Teresa Rodríguez. Pero hete aquí que Kichi ganó las elecciones y todo cambió. Al principio la presidenta andaluza se hizo de rogar, pero a raíz de su primera reunión en febrero del año pasado, todo ha ido rodado. De un plumazo se han ‘encarrilado’ la Ciudad de la Justicia, el hotel de la Punta y el carril bici. Incluso por medio de la UCA han sacado de su letargo al Olivillo y a Beato Diego, negociando ahora intercambiar el Rectorado y el Centro Reina Sofía. Y ya les adelanto que de aquí a las elecciones Tiempo Libre se arregla también.

A nuestro alcalde le ha tocado la lotería con la Junta. La gestión de los asuntos que son de competencia estrictamente municipal es un desastre absoluto. Pero en los que Susana Díaz tiene mano, gloria bendita. Por ello debemos felicitarnos todos los gaditanos. Aunque resulta difícil de entender porqué ahora sí se puede y antes era completamente imposible. Salvo que, efectivamente, nos agarremos a la tesis de que todos estos años el comportamiento de la Junta hacia la capital gaditana –con Chaves, con Griñán y ahora con Díaz– ha sido, efectivamente, de lo más canallesco.

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