El Apunte

Cambio de rutas, mismo drama

Los caminos de la inmigración ilegal son otros pero las víctimas necesitan idéntico auxilio

Los gaditanos hace años que viven en primera línea de una batalla social crudelísima, interminable. Por la zona del mundo en la que viven, hace mucho que ven llegar la desesperación a sus orillas, incluso en las playas se mezcla el disfrute de unos con la desesperación de otros. Ahora, ese fenómeno se ha generalizado en otras costas, en Grecia, antes en Italia, y la alarma se ha quedado encendida durante semanas, meses.

La intercepción de inmigrantes ilegales en aguas del Estrecho, en las célebres pateras, en lanchas hinchables de juguete, hace más de dos décadas que ofrece un trágico recuento diario, al menos entre marzo y octubre, cuando los que se juegan la vida se animan con la teórica e incierta bonanza climática.

Después de unos años 2012, 2013 y 2014 en los que se habló de un incremento de hasta el 300% (con la célebre avalancha en) Tarifa, los expertos, las asociaciones y los profesionales dicen que la vía del Estrecho pierde protagonismo. Al parecer, la consideran demasiado vigilada, «quemada», muy arriesgada, difícil y cara. Las mafias que revientan a estos desesperados fingiendo ayudarles prefieren ahora el Mar de Alborán, por no hablar de la vía griega o la italiana, con el dramático símbolo de Lampedusa.

Pero esta nueva situación no debe confundir a nadie. Seguirán pasando por el Estrecho de Gibraltar, seguirán precisando ayuda y solidaridad, rescate y vigilancia. no, se enfrenta a una situación grave que precisa atención preferente. Será necesario mantener el trabajo. El primero es el de salvar vidas, que recae sobre los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, además de sobre los equipos especializados o entidades como Cruz Roja. El segundo es garantizar sus derechos y el tercero es dignificar la situación de los inmigrantes. Estos dos últimos apartados recaen también sobre funcionarios de la administración pública. Una vez salvadas estas prioridades, es preciso recordar que la solución definitiva a esta lacra delictiva, de la que se alimentan estructuras delictivas enteras, necesita de cooperación internacional y trabajo diplomático en ambas orillas. Sólo desde la cooperación entre estados, de la responsabilidad de los países emisores, resulta posible abordar con seriedad una situación que durante aún es alerta humanitaria. Como antes. También en Cádiz.

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