LA HOJA ROJA
#CádizResiste
Será que yo soy muy de letras, pero le veo poca ideología al voto, y la misma resistencia desde hace tres mil años. Los gaditanos no somos tan resistentes como dicen las grandes hazañas
Ninguna de las grandes hazañas de la humanidad lo ha sido del todo hasta que no se ha construido el relato épico de la misma. Es más, las hazañas no existen si no engendran una literatura en torno a ellas que las magnifique y ... las trascienda , y que las identifique con el pueblo más llano, dispuesto siempre a cantar las heroicidades de sus héroes –no es redundancia, lo hice a posta- y a ensalzar la figura de sus próceres. Así se construye, muchas veces, la historia oficial, y así han pasado a los libros de historia las más disparatadas campañas bélicas y políticas, basadas casi siempre en relatos intencionadamente edificados sobre la leyenda y sobre la adulación. Haga memoria, no hace falta irse muy lejos. Todos los gobiernos, sin excepción, han tenido su cronista de cabecera y su pintor de cámara. Todos han intentado construir una narración en torno a la figura del rey, o del presidente –algún presidente se la ha llegado a construir, y hasta publicar, él solito-, o del alcalde, que ensalce sus cualidades, que relate sus bondades o que muestre el lado más amable del personaje. No todos lo han conseguido, también hay que decirlo, pero la historia de la literatura española está llena de poetas pelotas, bufones lacayos, periodistas cortesanos y novelistas hagiográficos. Alguna reina hasta coronó simbólicamente a su poeta de cabecera, Manuel José Quintana, por los servicios prestados y por aquello de que «los reyes, honrando el mérito, se honran a sí mismos».
Qué le vamos a hacer. Es una cosa muy española lo de rodearse de aduladores y de voceros que esparzan convenientemente la semilla para que de el fruto deseado. Pelotas profesionales que no buscan solo medrar al calor del poder, sino que trabajan arduamente en la elaboración de una fábula que se trasmita y que contagie la veneración por un personaje. A la reina emérita le hicieron el traje de «profesional» –como si lo de reina fuese una profesión-, a Tierno Galván lo rejuvenecieron más de lo necesario para construir la necesaria leyenda del alcalde «al loro», a Felipe González le crearon una imagen a medida de intelectual progre en su «bodeguilla», y a José María Aznar se le presuponían habilidades lingüísticas «en la intimidad»; bajando al pasto local, ya sabe, desde Fermín Salvochea, que iba dando dineros por la calle hasta Teófila Martínez, que no dormía porque estaba siempre trabajando, todos tienen su leyenda . En fin, qué quiere que le diga. Todos tienen su cantor, todos tienen un Quevedo particular dispuesto a recomponer la memoria del duque de Osuna, «diéronle muerte y cárcel las Españas» y «lloraron sus envidas una a una con las propias naciones, las extrañas».
No es nada nuevo, por tanto, que nuestro alcalde ya tenga quien le escriba. Su gran hazaña –innegable, por cierto-, #CádizResiste , necesitaba de un relato poético y ya lo tiene, como también ha tenido a su propio pintor de cámara, o pintores, mejor dicho. Los que empapelaron la ciudad con caricaturas del alcalde que sorprendieron al sorprendido alcalde «qué raro se siente uno al verse en caricaturas tan bonitas y con tanto arte como estas. Cuánta creatividad hay en Cádiz». Claro que sí, alcalde, tanta creatividad -no olvide lo de «los reyes, honrando el mérito…»-al servicio de un político.
El talento poético de Joaquín Sabina se ha rendido a la hazaña de José María González Santos . O se ha vendido, o se ha regalado -no sabría bien cómo decirlo-, escribiendo un soneto al alcalde, que no pasará a los anales de la literatura española y que ¡ojalá! no empañe nunca la maravillosa obra del cantautor jiennense. Alguien capaz de llevarnos por el bulevar de los sueños rotos y de recordarnos cuanto de amargo tiene el vino de los exiliados, no debería haber firmado nunca algo como «acabar con el paro es una meta mayor que cobrar multas, IBI, tasas, o enfrentarse al burócrata que atrasa de los relojes del poeta» , porque la rima será impecable, pero el análisis textual peca de todos los males achacables a los vates cortesanos, «Cádiz es su pasión y su princesa, su carnaval, su gente, su Teresa. Kichi es mi Sur, mi inspiración, mi alcalde».
Pero así se escriben las grandes hazañas de la historia, se lo dije al principio, porque #CádizResiste nos habla de una «ciudad chiquita del sur» donde «hemos parado a los fachas» , una pequeña aldea gala que resiste a las maldades del imperio, con su Asterix y su Obelix y, desde ahora, con su bardo Asurancéturix. #CádizResiste, es cierto. Lo que aún no sé muy bien es a qué o contra qué resistimos, porque echando números, las cuentas no salen. Será que yo soy muy de letras, pero le veo poca ideología al voto, y la misma resistencia desde hace tres mil años.
Los gaditanos no somos tan resistentes como dicen las grandes hazañas . Con los romanos firmamos un pacto, con los árabes no pusimos ninguna traba, al cristiano le abrimos las tres puertas de la ciudad, el levante fue nuestro aliado para echar al inglés, cedimos la Casa de la Contratación, nos hicimos tirabuzones con las bombas de los franceses mientras dábamos cobijo al rey traidor, y la guerra civil nos duró unas horas. Votamos durante dieciséis años a un alcalde socialista, y luego durante otros veinte a una alcaldesa del partido popular. Así que más que resistentes, somos dúctiles y maleables, pero con ese eslogan no nos cantaría ni Sabina.