Y todos contentos... o no
«Un día histórico, emocionante, casi perfecto. Hasta los dirigentes cumplieron su promesa. Pues hubo quienes se enfadaron»
Un día histórico. Emocionante. Casi perfecto. Hasta los dirigentes cumplieron su promesa y la vacuna contra el coronavirus llegó antes de terminar el año. Se empezó a administrar menos de 24 horas desde su aterrizaje modélico, en perfectas condiciones de seguridad pese a la dificultad ... de su almacenaje. Se expandió por todos los puntos del país, incluidas las islas, para evitar los agravios, y penetró en las residencias de ancianos, el escenario donde se vivieron los mayores dramas amén de los hospitales y salas de Cuidados Intensivos.
Los primeros ‘beneficiados’, la gran mayoría ancianos, nuestros mayores de la Guerra, la dictadura y la Transición, volvían a dar una nueva lección, ejemplo de cómo enfrentar la vida sin los remilgos del presente. Sin dolor, espantando miedos, recomendando que todos desfilen por los centros de salud cuando sean llamados a filas. «Por ellos, por ti». Las lágrimas del primer médico de Urgencias vacunado en Andalucía ofrecen una buena idea de la dimensión que ha alcanzado esta pandemia, por si algún despistado/afortunado que no lo ha vivido de cerca aún tiene alguna duda.
Es el triunfo de la ciencia, de la razón. La Historia, con mayúsculas, corroborará en un futuro si es una victoria decisiva de la humanidad. Este domingo 27 es de esos pocos días en la vida en que se puede estar plenamente feliz...
Pues hay quienes están enfadados. De toda clase y variedad pues la ignorancia y la estupidez son heterogéneas. En ese cajón desastre se encuentran los que tienen miedo a ponerse la vacuna por los efectos secundarios, pero que no dudan en ingerir alimentos diariamente que atentan contra la salud y provocan numerosas enfermedades, e incluso varios tipos de drogas legales o ilegales. No faltan los que son más listos que nadie y se han dado cuenta de que todo obedece a una conspiración de las farmacéuticas, y todos los dirigentes (de izquierda, de derechas, de arriba, de abajo, de Europa, China y América) andan conchabados para martirizar a sus ciudadanos por intereses espurios. Y por supuesto los que critican que la señora mayor dé las ‘gracias a Dios’ cuando se despide del enfermero.
No es de extrañar en un país donde algunos critican hasta que Rafael Nadal done comida al banco de alimentos o Amancio Ortega entregue de manera altruista máquinas para combatir el cáncer. Pero aunque el ruido siempre destaque sobre el silencio, en esta ocasión nuestros ancianos le robaron claramente el protagonismo. Esta vez no fue su día.