Un verano salvado ‘in extremis’

Ha sido un verano negro para los hosteleros y muy distinto al de otros años porque en esta ocasión el turismo ha sido ‘express’. Estancias cortas y pocas reservas en los hoteles. En el sector en el que menos trabajadores se han recuperado de los ERTE, apenas un 11%, pocos han conseguido salvar la temporada. Las previsiones para el resto de año no son nada esperanzadoras porque el verano ha terminado y se avecina ahora un invierno gélido e incierto para el turismo. El coronavirus, por tanto, ha dejado al turismo al borde del abismo. La primavera se perdió por completo, con los confinamientos y restricciones a la movilidad. El sector se agarraba entonces al verano como tabla de salvación, pero en realidad ha sido la puntilla. Los datos de julio son nefastos en las principales zonas turísticas, con gran dependencia de los viajeros extranjeros. Y agosto ha sido todavía peor, según los datos que maneja la patronal. Tanto que han adelantado el cierre de hoteles. No obstante, Cádiz ha soportado mejor el golpe que otras localidades gracias al turismo familiar nacional. Sin embargo, se avecina una temporada baja catastrófica. La incertidumbre económica ya se advierte en las reservas de hoteles para los meses de otoño-invierno. Esta situación ha llevado a numerosos hoteles de la costa gaditana a cerrar hasta el año que viene.