Valcárcel, presa de la bronca política

El histórico edificio sigue sin uso y sin futuro claro mientras Partido Popular y Partido Socialista se responsabilizan de lo mismo

Quien ha estado en política, como quien ha estado en cocina, sabe cómo se cuecen las cosas. Es por eso que, en la primera entrevista que le se hizo en LAVOZ a Francisco Piniella como nuevo rector de la Universidad de Cádiz, lanzó un mensaje ... claro: «Hay que sacar el proyecto de Valcárcel del debate partidista». Lamentablemente, no ha sido así y tanto Partido Socialista como Partido Popular se tiran los trastos a la cabeza por el hecho de que el proyecto de convertir dicho edificio en la Facultad de Educación esté completamente parado. Los dos se acusan de lo mismo, los dos emiten juicios parecidos y los dos se atrincheran en las mismas disculpas a la hora de explicar por qué no lo han hecho. Los dos podrían seguir en esa absurda batalla dialéctica en la que el único perjudicado sería, ya lo sospechará usted, la comunidad universitaria y, por extensión, toda la provincia.

Piniella, que fue concejal con el Partido Socialista y sabe cómo se pueden estropear los proyectos cuando acaban en la trifulca partidista, insistía en que el de Valcárcel era un proyecto común en el que debían ir todos los agentes sociales y todas las administraciones de la mano. Lamentablemente, nos estamos encontrando con el acostumbrado «y tú, más» o con el siempre socorrido «pues tú, menos» que en los últimos días han protagonizado Juan Espadas, en la parte socialista, y Bruno García, desde la trinchera popular.

Lo cierto es que Valcárcel es el relato de un desastre manifiesto desde que perdió su uso escolar y se quedó como un majestuoso monumento de lo que es la ineficiencia de las administraciones. Hacía así compañía a otros proyectos como el nuevo hospital, el pabellón Portillo o la Ciudad de la Justicia, si bien es cierto que en este caso ha sido la llegada del PP a la Junta la que ha conseguido desbloquear el proyecto (aunque desde el Ayuntamiento, ellos se atribuyan el mérito). Es necesario que Ayuntamiento, Diputación, Junta y Estado central cojan el toro por los cuernos y rehabiliten y doten de uso a un edificio que, además de imponente y bello, está situado en un entorno privilegiado. Las discusiones políticas y la falta de acuerdos no deja de revelar lo necesario que es que, en ese espacio, se apueste por la educación.

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