La vacuna muestra el final del túnel
Pese a que perduran contagios y hay que mantener la prudencia, el excelente plan de inoculación ha logrado difundir la sensación de alivio
Por más que sea necesaria la permanente llamada a la prudencia, a la responsabilidad individual en forma de medidas de prevención y distancia, resulta innegable una sensación de avance en la sociedad. Aunque aún hay dientes de sierra y brotes, que durarán, aunque aún hay ... municipios en situación preocupante y cualquiera puede volver a estarlo en las próximas semanas, se respira optimismo. Pero, por usar la terminología de moda en avatares domésticos, todo indica que entramos en una fase ‘valle’ que será emocionalmente difícil de gestionar. A esa persistencia de contagios se une que los hospitales tienen el menor número de ingresados graves de la pandemia y la mortalidad por la enfermedad ha descendido entre un 80 y 90%, según la provincia, respecto a hace unos meses. Es decir, tenemos que aprender a vivir con el alivio, más que la alegría, sin olvidar la prudencia y el cuidado. Complicada ecuación. La vacunación es la única y absoluta clave en este cambio de etapa. El excelente sistema público de distribución y aplicación del remedio (obtenido en un tiempo récord nunca conocido antes en la humanidad) es el elemento diferencial para pasar del pesar comunitario a la esperanza.
Andalucía, además, va a la cabeza en España de este admirable dispositivo que tan bien habla de miles y miles de trabajadores anónimos, sanitarios y no sanitarios, responsables intermedios, estructuras y dirigentes. Cuando hay que aplaudir, que no abundan las ocasiones, se aplaude con sinceridad. Pese a que los temores perdurarán y habrá días, momentos, lugares para la preocupación es justo pensar que empiezan a quedar atrás 15 meses de sufrimiento y muerte. Nos conviene sacar conclusiones, alguna certeza, de aquel pánico desconocido que recorrió el planeta en febrero y marzo de 2020 provocando desolación, dolor y destrucción. Nos conviene no olvidar el confinamiento, la parálisis económica, el desvelo por los seres queridos, sobre todo los más mayores. Sobre todo, nunca podremos olvidar a las víctimas. Pero con esa base, estamos en la humana situación de levantar la mirada y el vuelo, de comenzar una recuperación de hábitos gradual, sensata. Que la Junta de Andalucía anuncie para mediados de agosto la vacunación de adolescentes y niños debe suponer el final de un viaje desgarrador del que haríamos bien en sacar experiencias colectivas para siempre.