Una Universidad de excelencia para Cádiz
La UCA confirma, una vez más, que pese al derrotismo gaditano tenemos algunos de los recursos más codiciados para ofrecer lo mejor al mundo entero
Javier Sánchez Rojas, presidente de los empresarios gaditanos, lo ha repetido hasta la saciedad. «Cuando nos preguntan por Cádiz, nunca hablamos del puerto de Algeciras, o de las almadrabas de La Janda, o de las bodegas de Jerez, o de los quesos de la Sierra... ... nos quedamos con el paro y con la falta de infraestructuras, nos encanta vender derrotismo». Sánchez Rojas también suele quejarse, cuando se apagan las grabadoras, de que los gaditanos tendemos a valorar lo que tenemos cuando desde fuera nos indican que algo es meritorio, como ha sucedido con la gastronomía (una de las más apreciadas en España) o con el turismo de interior (el patito feo porque no dejábamos de compararlo con la costa).
Con la universidad, nos ha pasado lo mismo. Los gaditanos no terminábamos de creernos que teníamos una de las mejores instituciones de España fruto de nuestros complejos. ¿Estudiar en Cádiz? ¿Referencia académica aquí en el sur? ¿Que podemos aportar algo más que sol y playa? La presencia creciente de estudiantes erasmus ni siquiera nos puso sobre aviso. Pensábamos que venían atraídos por la fiesta (como si Cádiz la tuviera) o por la playa (como si de ella carecieran otros destinos del resto de España).
Y de pronto, la UCA apareció en el ránking de Shanghai, que recoge las instituciones más importantes. Y ahí empezamos a sospechar que la institución igual tenía cosas que decir. Cuando llegó el Campus de Excelencia del Mar, CeiMar, muchos tuvieron la confirmación de que nos encontrábamos ante una universidad puntera, comprometida con la provincia y con una enorme capacidad de favorecer el desarrollo empresarial y el talento en la provincia. Además, si por algo se ha distinguido es por su profunda imbricación con la sociedad, apoyando cada acto en la que se le ha requerido y potenciado la innovación con el sector empresarial. La nueva dotación tecnológica en el Olivillo es una prueba más de que la UCA está muy viva, que siempre lo ha estado y que contagiará toda esa energía al resto de la sociedad gaditana. Aunque, aún, haya quien no se lo crea.
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