Unidad política, al menos en esto

Los servicios sociales, en plena pandemia, son más necesarios que nunca y ningún partido tiene derecho a arrogarse la exclusividad de los mismos

Afirma Ana Fidalgo, delegada de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación de la Junta de Andalucía en Cádiz, que aún queda un larguísimo trecho por recorrer en la lucha por los más desfavorecidos. Por las personas que, en distintos ámbitos y por diferentes motivos, atraviesan una ... crisis personal. Las mujeres víctimas de violencia de género o familias enteras a las que la crisis provocada por el coronavirus les ha golpeado de lleno. No necesariamente desde un punto de vista sanitario, pero desde luego sí desde un punto de vista económico.

Y enumera la delegada las ayudas que se han puesto en marcha desde la consejería que ella representa en la provincia de Cádiz, orgullosa del trabajo ya realizado, consciente del muchísimo que aún queda por recorrer. Y lo hace sin arrogarse ningún mérito, sino como una simple descripción de los hechos consumados. Es más, ella misma desearía que, al menos en un asunto de tan primerísima necesidad para tantos miles de personas, los enfrentamientos políticos se aparcaran para trabajar todas las administraciones de la mano, sea cual sea su color político.

Ana Fidalgo y el equipo que lidera es el vivo ejemplo de que el camino se hace al andar, que la palabrería política sobra y que lo único importante son los hechos. Y que además el ‘mantra’ de que sólo los partidos de izquierda pueden proteger a la ciudadanía con políticas sociales es absolutamente falso. Por más que repitan dirigentes como Yolanda Díaz, Irene Montero, Juan Carlos Monedero, Iñigo Errejón, Teresa Rodríguez o José María González ‘Kichi’ que ellos son los únicos que ponen a la «gente en el centro», no es verdad. Incluso los números, las cantidades invertidas en los diferentes programas sociales del gobierno andaluz así lo demuestran. Como se demuestra que con slóganes y mensajes huecos no se protege a las víctimas de violencia de género, ni se ayuda a salir adelante a las familias que atraviesan un mal momento económico. Eso lo único que consigue es la confrontación, la división, y –por lo tanto– agravar aún más el problema.

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