Unas protestas con las víctimas equivocadas
La población comprende la indignación de los trabajadores de Airbus, pero no puede compartir ni las barricadas ni la quema de patrimonio natural
Nadie, absolutamente nadie, en la Bahía de Cádiz ha dejado de sentir como suya la reivindicación de los trabajadores de la factoría de Airbus en Puerto Real . El anuncio de la empresa, con palabras pretendidamente confusas y meditadamente desconcertantes, del cierre ... de la planta puertorrealeña ha sido un nuevo mazazo para los gaditanos, que comprobamos cómo la crisis, cualquier crisis, vuelve a cebarse con nuestros trabajadores. Los gaditanos comprendemos el dolor, entendemos el malestar y las protestas, pero no podemos compartir la forma en la que éstas se desarrollaron ayer. Las imágenes de las llamas, de las barricadas y de los árboles ardiendo en poco ayudan a mejorar una situación que, por desgracia, viene fraguándose desde hace meses en lejanos despachos y que han movido, demasiado tarde, a tantos ocupantes de cercanos sillones.
Es necesario apelar a la responsabilidad de unos trabajadores que sabrán estar a la altura de la circunstancias, que deben luchar por no dar ni un metro de sus derechos laborales por perdido, pero que no ganan nada repitiendo unas imágenes como las que vimos ayer. El propio hecho de realizar unas protestas para las que no se había pedido permiso supone, más en tiempos de pandemia, una irresponsabilidad que no hará sino desgastar el apoyo popular a su causa. Ir más allá y prender fuego a los árboles del pinar del Río San Pedro es, simplemente, una irresponsabilidad que no puede ampararse en la legítima defensa de los derechos laborales de nadie. Máxime en una jornada en la que el fuerte viento podía haber provocado que las llamas se descontrolaran.
La clase política no ha vuelto a estar a la altura en la gestión de todo este proceso. Tanto el Partido Socialista como Podemos (con sus múltiples nombres y ramificaciones) han tratado de aprovechar el dolor y desesperación de los operarios para, cuando las decisiones han sido tomadas, impostar indignación y mover a unas esperanzas que no harán sino generar más frustración. A ellos es difícil pedirles responsabilidad cuando, como demostró Kichi en su patética proclama de ser el único regidor en la protesta, no saben ni por dónde viene el viento. Pero a los trabajadores sí hay que pedirles cordura para que la Bahía les ofrezca todo su apoyo.