Unas energías perdidas en destruirse
Todo el proceso vivido en el seno de la izquierda andaluza demuestra su falta de seriedad y pone en solfa su capacidad de gestión en lo cotidiano
Lo sucedido en la última semana es para reflexionar seriamente. La izquierda a la izquierda del PSOE (lo que podríamos llamar, con la misma falta de complejos que ellos exhiben, extrema izquierda) pretendía unirse en una gran coalición para rascar más representación con la menor ... cantidad de votos. Son las reglas del juego y es una opción legítima en democracia. Sin embargo, aunque conozcas las reglas, es muy difícil ganar si estás empeñado en marcarte continuamente goles en propia meta.
El primer contratiempo llegó con el sector anticapitalista, en el que el tándem Rodríguez-Kichi impone su personalismo por encima de cualquier otro tipo de acuerdo. Ya sabemos, por la experiencia en el Ayuntamiento de Cádiz, que el diálogo y la búsqueda de consensos no son el fuerte de esta corriente, que ha preferido un hara-kiri lleno de orgullo antes que dialogar y buscar acuerdos. Es decir, hacer política.
En el otro lado, la unión de lo que queda de Podemos, Izquierda Unida, Más País y ciertos andalucistas. Decimos ciertos andalucistas porque hay otros que van con otra coalición de grupos de izquierda. Si ya se ha perdido no se preocupe, es natural. La coalición esperó al último momento para inscribirse en el registro de candidaturas y, cuando lo hizo, dejó fuera a Podemos, que presentó su adhesión tarde. Fueron sólo 16 minutos, sí, pero que reflejan un descontrol y una incapacidad para hacer las cosas bien que debe movernos a la reflexión.
Lo vivido en esta semana no es algo casual. La gestión de la extrema izquierda en el Ayuntamiento gaditano (aunque en esta ocasión pertenezcan a una coalición enfrentada a la que ha hecho el ridículo con los horarios) ha demostrado su profunda incompetencia a la hora de gestionar plazos y formalidades, lo que ha llevado a la ciudad a perder ayudas y fondos provenientes de instituciones que no toleran la informalidad propia de este sector. Es curioso ver cómo, desde el inicio del proceso, la izquierda ha gastado más energías en autodestruirse que en formular propuestas para el avance de la región. Mal futuro tendrán cuando llegue el 19 de junio si no se enmiendan pronto.