Último curso político versión local
La incógnita de la continuidad de Kichi y su coalición o la de los rostros de los candidatos son las mayores en un páramo de gestión y servicios eficaces
Una de las expresiones más vigentes estos días, gastada por pura repetición, dice que empieza el curso político. Y lo dice cada mañana. En la ciudad de Cádiz, se hace la versión local de ese último ejercicio completo (de septiembre a julio, según la teoría ... imperante) con grandes incógnitas. El alcalde anunció durante años que no superaría los dos mandatos pero, cuando mediaba el segundo, declaró que ‘si el público se lo pedía’ ofrecería un bis del que había renegado repetidamente por ser propio de profesionales de la política, de oponentes sobre los que ha basado su propuesta política. Falta por saber si repetirá y, caso de no hacerlo, si se irá al instituto o querrá saltar al Parlamento de Andalucía, a cualquier otra institución o a la vida orgánica remunerada. La segunda gran incógnita está en saber si la pelea grosera entre Adelante-Podemos y lo que fuera Izquierda Unida, irresoluble a escala andaluza, se puede coser en la capital gaditana. Los intereses mandan y ambas partes tienen mucho que perder y nada que ganar contagiándose del odio entre sus compañeros parlamentarios. Más allá, faltan los candidatos de casi todos los partidos: Ciudadanos enfrentado a la posible irrelevancia (tuvo una ruptura premonitoria en Cádiz); el PSOE buscando un rostro que remonte tres décadas de descalabros encadenados y el PP tras un retroceso notable en 2015 y 2019.
Al margen de nombres, siglas y caras, queda la gestión. Ha sido inapreciable en los últimos seis años y los vecinos empiezan a percibirlo de forma muy mayoritaria. Porque los partidos lo niegan con furia en las campañas electorales pero los ayuntamientos tienen escaso margen de maniobra. Poca financiación y escasas transferencias hasta que llegue el maná europeo (clave para cualquier administración en los últimos años). De los estamentos municipales cabe esperar la mejora de los servicios públicos que maneja, pocos pero esenciales: transporte-aparcamiento, limpieza-mantenimiento de espacios públicos y Policía Local. En las tres áreas ha fracasado rotundamente el actual Gobierno. De hecho, dos de ellas están pendiente de nuevas concesiones en las que es esencial no errar. Mientras, en este último año clave resulta difícil esperar una remontada en la actuación de un grupo de concejales, el alcalde ni está, que ha mostrado reiteradamente su tendencia a la propaganda ideológica vacía, a dejar pasar los días y a sus intrigas cortesanas para montar listas, coaliciones o rupturas.