La última oportunidad para Cazalilla
Se le acaban los días al Ayuntamiento de Cádiz para detener el despropósito de un Carnaval que se junte con el inicio del verano
Lo que era inamovible ha demostrado no serlo tanto. El Ayuntamiento de Cádiz dio ayer un pequeño paso atrás en su precipitada carrera hacia el desastre y anunció que retrasará la final del Concurso Oficial de Agrupaciones una semana. El propósito no puede ser más ... acertado: no ocupar la fecha que le corresponde, por derecho y por tradición, al Corpus. Sin terminar de reconocer que no tuvieron en cuenta esa fecha por ignorancia o por desprecio, el equipo que comanda Lola Cazalilla ha sorteado la polémica fecha y ha dejado la Final del COAC para el 3 de junio. La sugerencia de convivencia entre las dos festividades con una idiosincrasia tan dispar era tan forzada e irreal como pretender que duerman en el mismo lecho el león y la gacela.
La rectificación es oportuna, pero insuficiente. Con los datos epidemiológicos en la mano, y con la previsión de lo que pasará en las próximas fechas, lo más coherente sería mantener la fecha tradicional del carnaval, en la línea de la decisión que ha tomado el resto de ayuntamientos del entorno. ¿Cómo se explicará que un aficionado pueda disfrutar de las coplas en Chiclana o en El Puerto y no en Cádiz? La situación llega al absurdo cuando el mismo aficionado pueda participar de algunos actos carnavalescos en la capital en febrero pero para otros tenga que esperar hasta junio. ¿Acaso los romanceros son impermeables para los virus pero los cuartetos los atraen? Las explicaciones del alcalde de que Sanidad les apoya, aunque sin papeles, no sonarán creíbles cuando los ciudadanos se encuentren con esta extraña bicefalia festera.
Señora Cazalilla, está usted a tiempo, en el tiempo de descuento, de rectificar. Si dar marcha atrás cuando se yerra es de sabios, perseverar en el error cuando éste se ha percibido es de necios. Los distintos sectores de la ciudad han dejado claro qué es lo que quieren e incluso los más fieles seguidores del alcalde y su equipo han flaqueado a la hora de mostrar su apoyo a la arbitraria medida. Seguir adelante con un Concurso a contracorriente cuando la epidemia está remitiendo no sería más que la muestra de un empecinamiento por desvincular la tradición de la fiesta aprovechando la situación sanitaria. El tiempo se agota, pero aún puede volverse al camino de la cordura.
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