El Apunte
El turismo merece una estrategia común
Hay que buscar el equilibrio entre intereses de vecinos y hosteleros, hilar fino y no tensar la cuerda para lograr un modelo sostenible que beneficie a la ciudad
El auge del turismo a nivel global ha desembocado en un problema de carácter poliédrico, con numerosas aristas, si bien en Cádiz se puede presentar y valorar especialmente sobre dos planos: el vecino y el hostelero. Las fronteras son tan difusas y añaden complejidad pues ... en la mayoría de ocasiones el hostelero es vecino, y éste se beneficia a su vez de que a aquel, a su ciudad, le vaya lo mejor posible.
Por ello hay que tender a la búsqueda del equilibrio, complicado cuando en lugar de hilar fino se tensa la cuerda con discursos toscos, sectarios, maniqueos, de trazos bruscos, carentes de reflexión y hasta frentistas, lejos del consenso necesario.
Apoyado en las críticas que se han vertido en estos últimos meses tanto desde los medios como desde las redes, el Ayuntamiento parece haber iniciado su particular Cruzada, o Yihad, contra el turismo. Parece, porque no puede ser que así piense un alcalde que se vanagloriaba cuando la encantadora decadencia de la Tacita impregnaba de tinta las rotativas de The Guardian o The New York Times.
Es el turismo es el principal motor de la economía gaditana, fuente de ingresos no de la ciudad, que se antoja más impersonal, sino de esos vecinos que se levantan cada mañana dispuestos a ganarse el pan. Es un pilar del bienestar y así será a menos que un giro inesperado de los acontecimientos suponga un cambio del sistema de producción. Pero eso no va a pasar mañana ni depende de San Juan de Dios.
Por ello hay que evaluar correctamente la actual situación para elaborar un plan realista, concreto y certero para alcanzar ese deseado modelo de turismo sostenible. La labor del gobierno es recopilar las propuestas de todos los actores implicados y establecer esas líneas para alcanza el bien común, el general, y no el particular, el de sus propios. Cuenta con una ventaja sobre otros asuntos: prácticamente todos los gaditanos reconocen que avalanchas como la de este verano son dañinas e insostenibles. Perjudiciales a medio plazo, pues terminarán con el principal valor de esta tierra, que es su carácter y su identidad, convirtiéndose en un parque temático. Un ‘Cádiz de plata, ciudad de vacaciones’.
Economía azul con la mirada puesta en el mar, la gran riqueza de estas arenas trimilenarias; apuesta cultural, pero no sólo a través del Carnaval sino del flamenco, del patrimonio histórico, de sus vestigios y cicatrices desde Gadir hasta la Pepa; turismo de congresos, de cruceros, valioso, respetuoso y de mejor retorno. Desestacionalizarlo, que Cádiz sea apetecible siempre y no sólo en verano. Posibilidades hay infinitas. ¿Cómo hacerlo? Juntos, eso es seguro.