Trabajar para llamar al trabajo
Los empleados de la industria auxiliar no han dado marcha atrás, sino un paso adelante
Los trabajadores de las industrias auxiliares del metal no han dado marcha atrás, sino un paso adelante. A primera hora del lunes votaban el fin del paro y la vuelta al curro después de que la patronal efectuara el cierre el viernes ante ... la imposibilidad de seguir abonando contratos sin haber actividad en la factoría. En las urnas, tres cuartas partes de los empleados han optado por regresar a la vía del sentido común y demandar carga de trabajo por la vía del diálogo y la sensatez. Se mantiene el calendario de movilizaciones (hoy marcha, el jueves huelga) si bien se ponen desde ya para hacer frente a los encargos de los que depende la imagen de Navantia y de todo el sector naval.
Su reivindicación es absolutamente respetable y entendible. Sólo quieren trabajar y su fuerza, la que converge en un grupo de casi 2.500 familias, les permite presionar mucho más que los empleados de otra actividad, infinitamente más vulnerables. Pero para ganar en sus batallas sindicales necesitan de dos pilares: la unión de todos y el apoyo de la sociedad. Y eso faltaba por razones obvias.
La CMT se ha lanzado con sus protestas atizando a la patronal, lógico, pero también a los otros sindicatos como Comisiones Obreros y UGT y al comité de empresa de Navantia. La representación no era la suficiente. Sólo han obtenido el respaldo de Adelante Andalucía y su amado líder José María González ‘Kichi’, con ademanes y discursos propios del populismo que luego no quedan más que en eso. En gestos y palabras. Los demás alcaldes pronto han aislado al de Podemos al ver que ese camino no llevaba a ninguna parte.
En cuanto al respaldo de los vecinos, de los gaditanos, es evidente que no lo han tenido en esta ocasión. La sociedad se encuentra inmersa en una crisis descomunal, sanitaria y económica, y con un amplísimo porcentaje de paro que se puede disparar en septiembre no se puede arrimar el hombro sólo para que este sector tenga su carga de trabajo a medio y largo plazo. Porque todo trabajador quiere eso y entiende que en ese sistema y en las actuales circunstancias nada está garantizado.
La mejor manera de mantener la actividad es ser eficiente, cumplir en tiempo y forma con los compromisos adquiridos y confiar en las urnas en aquellos que han dado muestras históricas de cómo gestionar la economía. Los gritos, en esta sociedad tan hipercomunicada, no son más que ruido molesto y perturbador. Los gestos son más propios del ejercicio dramático e interpretativo. No hay mejor manera de llamar al trabajo que haciendo eso, trabajando.
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