El Apunte
Un tira y afloja muy peligroso
Los desencuentros, por el motivo que sea, de los ayuntamientos con sus policías locales, repercuten de manera directa en la seguridad de los ciudadanos
Nos da igual quien tenga la razón pero estamos hartos y nos sentimos desprotegidos». Los vecinos de Cádiz y El Puerto coinciden en estos meses en una misma situación. La que les mantiene sin apenas actividad de la Policía Local de sus municipios en sus ... calles. Y el motivo es el mismo:las reclamaciones que hacen los agentes en cuanto a medios, retribución, horas de trabajo... y que han caído en una parálisis de negociación con sus alcaldes o concejales de Seguridad y que, de momento –en el caso de la capital gaditana ya supera los dos años– sin visos de una solución.
Y a quien afecta esta distancia, esta falta de acuerdo o de diálogo, es al ciudadano, el que paga sus impuestos y a los que se les debe sus derechos. Y entre ellos, uno de los más importantes, su seguridad.
En ambas localidades el recorte de servicios está afectando a las labores que los agentes municipales tienen encomendadas entre sus competencias. Tales como, el control del tráfico, seguridad vial, inspección de ruidos, botellones, top manta, supervisión de playas, e incluso, asistencia a otras fuerzas o también atención a víctimas de violencia de género. Pero todo eso, con una policía a medio gas, es complicado de poder asumir si no hay voluntad de hacerlo.
Al otro lado, los alcaldes hablan de «chantaje» y de no estar dispuestos a ceder a cualquier precio a las peticiones que realizan los sindicatos que representan en las mesas de negociación a estos policías. Faltos o no de razón tampoco existe un acercamiento por lo que el problema no solo se enquista sino que está yendo cada vez a más con cruce de declaraciones y nuevas medidas de protesta.
Los policías hablan de que no quieren tener una mala imagen pública, sin embargo, ya son muchos los ciudadanos que al verse desatendidos no están entendiendo qué ocurre. El problema para ellos es tener justamente un problema, llamar a su policía, a la de su ciudad, y que le digan que no hay patrulleros en ese momento. Así las cosas es una situación muy compleja porque no se trata de una empresa privada o un servicio cualquiera sino que atañe a otras cuestiones que pueden ser mucho más sensibles. Por tanto, se hace más que necesario que ambas partes lleguen a un entendimiento, que cedan o que al menos intenten negociar para que el panorama sea algo más esperanzador. Sobre todo para el ciudadano que los espera y, como siempre, los necesita.
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