Los test como reacción al fraude

Tras el confinamiento y el control de la pandemia, la manera adecuada de vencerla pasa por multiplicar las pruebas

En las guerras, no hay nada más desmoralizante que un tiro en el pie. Un gol en propia meta usando el argot futbolístico. La retirada de un lote de mascarillas ‘fakes’ por parte del Ministerio de Sanidad dividía a los sanitarios entre indignados ... y abatidos. Después de dos semanas combatiendo al enemigo con esas armas, se enteraban de que no eran más que pistolas de juguete.

El golpe obligaba a la reacción contumaz . A las pocas horas de confirmarse la noticia se aseguraba las pruebas para todos aquellos que habían tenido contacto con pacientes Covid-19 con la (des)protección de esas mascarillas. Este medio era testigo ayer sábado de las colas en el centro sanitario de la barriada de La Paz, donde los profesionales pasaban los test para conocer si han sido contagiados en las últimas fechas.

Una medida necesaria. Sería mejor adelantarse a los acontecimientos en lugar de rectificar continuamente y reaccionar, a veces tarde, en ocasiones hasta mal. Ha costado encontrar una imagen en esta tierra de esos test rápidos, sin salir del coche, que se han ido realizando a cuentagotas y sólo entre unos pocos elegidos.

De ellos, de su puesta en marcha de manera masiva, depende el éxito de la desescalada. Tras el confinamiento (que se prolongará mínimo dos meses) y el control de la pandemia, la manera adecuada de vencerla pasa por multiplicar las pruebas . De los datos de contagiados, muertos, ingresados y pacientes en UCI se ha de pasar a los informes de curados, recuperados, limpios e inmunes. La parálisis será casi tan dañina como el virus y se antoja clave la división entre los que pueden regresar a la actividad normal, con las consecuentes medidas de seguridad, y aquellos que deben aguantar un poco más su cuarentena.

La actitud timorata de inicios de marzo ha de cambiarse por un paso férreo, convencido. Los sanitarios, los cuerpos de seguridad, los comerciantes y tenderos, los mensajeros... incluso el propio ciudadano quedándose en casa ha cumplido con su trabajo. Es el momento de los gestores, de los gobernantes . Más vale tarde.

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