Temor en las aulas
Un creciente número de familias duda cada día sobre la conveniencia de que sus hijos acudan a clase por miedo a los contagios disparados
Los terribles números de la tercera ola , o etapa, de la pandemia que vivimos desde marzo justifican todas las medidas contra la libre y total movilidad de los ciudadanos. Cifras de más de 20 fallecidos en la provincia en 24 horas explican la ... situación mejor que cualquier discurso científico o político. El encierro en casa, aunque no se haya declarado, aunque no sea decretado, se ha hecho ineludible porque, por desgracia, aún no hay otro remedio para la nueva y mortal enfermedad que limitar los encuentros entre unos seres humanos y otros. Con los números de contagiados y víctimas, de hospitalizados y críticos, en constante crecimiento, no hay alternativa. Las distintas fases de la enfermedad han tenido en común el dolor, el temor y la tragedia que han producido pero también tienen diferencias. Entre ellas, en esta nueva etapa de 2021 existen dos diferencias esenciales respecto a la primera: ya se está administrando la vacuna –con todas las dificultades que se quieran resaltar– y que los centros educativos están en marcha. La segunda ola, la de otoño, ya se produjo con la vuelta al cole y pese a los temores generalizados, el número de incidencias pareció menor que las previsiones.
El previsible desastre no llegó gracias al esfuerzo, la implicación y el sacrificio de docentes y familias, de funcionarios y responsables de centros, de trabajadores y chavales. Sin embargo, en esta nueva etapa, considerada la tercera, el descontrolado aumento de casos y de nuevos contagios se está dejando sentir con fuerza en el ámbito escolar. Al creciente número de centros que clausuran clases (o todo el recinto) durante días se suma la constante necesidad de confinar aulas enteras en los domicilios para recurrir a la docencia telemática. En toda la Bahía de Cádiz, en Jerez, en Sanlúcar... Los ejemplos son numerosos y similares. El caso más grave se da en La Línea, donde varios millares de estudiantes, de familias, han decidido unilateralmente no acudir al centro educativo correspondiente por miedo al contagio. La Junta de Andalucía haría bien, por respeto al temor de tantos ciudadanos, en abordar al menos un debate con las asociaciones de padres para articular medidas dirigidas a paliar esta situación de incertidumbre. Informar con detalle sobre la situación o fijar clases vía internet durante unos pocos días, o jornadas alternas, de forma temporal podría ser una alternativa a estudiar entre todos y cuanto antes.